Cuando los expertos de todas las firmas de inversión del mundo hacían sus previsiones para este ejercicio, todos apuntaban a que el mayor riesgo al que se enfrentaban los inversores este año era a la política. De nuevo la política que marcó el pasado año va a tener la capacidad de hacer lo mismo en 2017. Todos los estrategas contaban con lo que pudiera hacer Donald Trump en su primer año de mandato, aunque a nadie se le había ocurrido una escalada con Corea del Norte como esa en la que anda envuelto.

Europa volvía a ser el eje del conflicto, con todo un rosario de procesos electorales en los que destacaban Francia y Alemania. Pero nadie contaba con que el Reino Unido volviera a protagonizar ningún titular más allá de los que genere el brexit. Sin embargo así ha sido.

El mismo día en el que su presidenta, Theresa May, ha acudido a anunciar que habrá elecciones el próximo 8 de junio, la bolsa ha sufrido la mayor caída desde el pasado 27 de junio del año pasado, tras la victoria del brexit.  Todo porque la libra se ha fortalecido ante la esperanza de que el gobierno conservador salga favorecido tras las elecciones. En menos de tres semanas se celebrará la primera vuelta de los comicios franceses, donde parece que nada está escrito. 

Mientras tanto, la economía comienza a distanciarse de lo que hace la bolsa. El FMI ha elevado la previsión de crecimiento a Europa y a los emergentes. También en España, donde prevén que el PIB de este año se expanda un 2,6% este año.

Parece que los datos macro han entrado en un círculo vicioso que se manifiesta en los resultados empresariales. Los expertos de JP Morgan prevén que el S&P 500 obtenga los mejores resultados trimestrales de los último 22 periodos gracias a la recuperación económico mundial y el aumento de los precios del crudo, entre otros factores.

Los expertos de JP Morgan prevén que “si son Le Pen y Macron los que pasan a segunda vuelta, el mercado se lo tomará bien, algo que unido a los buenos resultados que deberían publicarse con los niveles de PMI que tenemos, y la posibilidad de que el Euro tome fuerza en la segunda parte del año, puede atraer a los inversores globales, llevando a un posible re-rating de las bolsas de la Eurozona,  el descuento en precio/ beneficios contra Estados Unidos es del 20% puede reducirse hasta solo un 10%.

Asignación de activos

En este entorno, en la firma consideran que hay que coger el toro por los cuernos. Ellos dicen, exactamente “a la volatilidad por la barbilla” y estar largos en renta variable y cortos en duración de renta fija.

Destacan que la recuperación de los beneficios se mantiene y que por eso hay que estar especialmente constructivos en la eurozona y los mercados emergentes.

Aseguran que “por el lado de los emergentes, hace falta que se confirme que el dólar ha tocado techo para que los sigan haciendo bien, y por el lado de la eurozona que pase el riesgo político en Francia y que la rentabilidad de los bonos se pongan a subir de forma sostenida”

Consideran en la firma que la rentabilidad del bono alemán a 10 años se situará en el 0,9% este año y que el treasury americano llegará a tocar el 3%.

Cuando hablan del crédito, apuestan por estar sobreponderados en renta fija financiera.

En lo que respecta a las divisas, optan por mantenerse neutrales ante el dólar. Consideran también que los riesgos geopolíticos terminarán afectando al petróleo.

Comparativa de índices

 

S&P 500 e índices europeos