Por primera vez durante la crisis, Standard & Poor's ha revisado al alza la calificación financiera de varias entidades españolas, argumentando que los riesgos a los que se enfrenta el sector bancario español tienden a disminuir.
La agencia estadounidense confía en que los niveles de provisiones de los bancos se normalizarán a finales de 2016 a tenor de la reducción de sus necesidad, la mejora de la economía española y la estabilización del sector inmobiliario.


Basándose en estos argumentos, S&P ha elevado a BBB las calificaciones a largo y corto plazo de CaixaBank, desde el BBB- con perspectiva estable. A Bankia le ha mejorado la nota a largo plazo de BB- a BB y también la de su matriz BFA, que ha pasado de B a B+. En el corto plazo, mantuvo las calificaciones de ambas entidades, con perspectiva negativa.

S&P también ha subido la nota a Bankinter, cuya calificación a largo plazo mejora hasta BBB- desde el BB+ anterior, mientras que en el corto plazo sube a A3 frente al B previo. Su perspectiva es estable. Es la segunda vez en pocos meses que eleva la nota de Bankinter (ya lo hizo en junio), situándolo ya en grado de inversión.

En el caso de Banco Sabadell, S&P ha elevado el ráting a largo plazo (de BB a BB+), pero mantiene la calificación a corto plazo en B y observa un panorama negativo.

S&P destaca que las subidas de ráting de CaixaBank, Bankia, BFA, Sabadell y Bankinter reflejan también mejoras sostenibles en sus posiciones de capital.

Respecto a los dos grandes bancos españoles, Standard & Poor's ha confirmado los rátings a largo y corto plazo de Santander y BBVA en BBB+ y A-2, respectivamente, los dos con perspectivas estables.

También mantiene la nota de Banco Popular (B+ y B), con perspectiva negativa.