El dragón chino llevaba tanto tiempo en letargo que, para cuando ha querido despertarse, su ira ha arrasado al segundo mayor mercado del mundo. “La volatilidad obviamente seguirá siendo elevada”, reconocen los expertos de Barclays, después de que se haya suspendido la cotización del 50% de la capitalización del mercado. Y el impacto ha sido brutal. Hay que tener en cuenta que China es un mercado muy particular, no sólo por el intervencionismo de un estado comunista, sino también por la elevada participación en él de su población:
el 80% de los inversores son minoritarios. Hablamos de 90 millones de personas.

Al 20% restante, en la jornada del miércoles, el Gobierno chino les prohibió, sin medias tintas, la venta de acciones con tal evitar un pánico vendedor sin percatarse que ya se ha convertido en una auténtica estampida. La caída asciende al 30% desde que hicieran techos los dos principales índices del mercado chino el pasado 6 de junio con unas pérdidas estimadas por los analistas de Bloomberg de 3,2 billones de dólares. Por el momento, hay 2.800 empresas suspendidas de cotización.

¿Cuán grave es el problema para su economía? Depende. El Gobierno chino tiene participación en cada cotizada, por aquello de ser un régimen comunista embebido en un mercado de capitales, y, por lo tanto, no puede vender, esto es, debe asumir sus pérdidas. No obstante, el tamaño de la Bolsa de China es el equivalente al 5% de la economía del país, tal y como explica Chen Long, un economista especialista en China para la firma Gavekal Dragonomics en declaraciones a la BBC.


¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
El problema viene en el momento en el que recordamos de dónde venimos. “Hay menos valores disponibles a la venta para aquellos inversores que están forzados a vender como consecuencia de sus altos niveles de apalancamiento”, afirma John Ford, CIO de Fidelity para la región Asia-Pacífico, acerca de la situación. Y es que el origen de esta situación proviene precisamente de los intentos del Gobierno chino de frenar el elevado endeudamiento de sus compañías –y también de los accionistas-. Se limitó a 4 veces el nivel factible de apalancamiento para las compras a mercados, se impusieron límites al crédito para todo aquel que tuviera una deuda superior a los 80.000 euros, se está interviniendo el yuan que permanece inmóvil desde el mes de marzo… y todo con tal de controlar un mercado que se ha disparado un 140% en el último año (desde enero de 2014 al 6 de junio).

Cotización Índice Shanghai Composite
(*YTD 2015)
Shanghai

En este punto, desde Barclays entienden que los 3.400/3.500 puntos son un “soporte clave” para el Shanghai Composite que sería el paso previo a visitar los 2.850 enteros considerando una cuestión principal que sorprende tras asistir a un desplome del 30% y es que, dicen, “el índice no está sobrevendido”.

Pero, “¿por qué cae la bolsa china?”, se pregunta José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citigroup. “Quizás y precisamente por la misma argumentación que justifica el limitado riesgo de contagio a nivel internacional que tiene: es demasiado cerrada”. Ahora, esos mismos inversores que acudieron en masa, como recalca buena parte de la prensa salmón británica, a probar las mieles del libre mercado, se han visto obligados “a revertir las compras ante el tensionamiento de la liquidez”, apunta el experto.

Más aún el dinero puesto sobre la mesa por el Gobierno chino (ayer mismo aprobaron disposiciones de liquidez adicionales) no parece haber servido de mucho, nos dicen desde Citi. “Ayer algunos de mis analistas chinos ya hablaban de capitulación por parte de muchos inversores como anticipo del pánico vendedor”.

Ahora bien, ¿implica este sell off el deterioro de la economía china? Los expertos aseguran que tanta venta no responde a fundamentales, por el momento. Las abultadas ventas de las últimas semanas se han producido por parte de los inversores domésticos y no extranjeros, reconoce Ford. “Nuestros gestores de fondos están aprovechando este escenario de fuerte volatilidad para incrementar posiciones en aquellas empresas castigadas por estas anomalías que no guardan relación directa con las valoraciones fundamentales de las mismas, que en varios casos han alcanzado niveles atractivos”, concluye el CEO de Fidelity.

¿Es momento de comprar, entonces?Es arriesgado. “El banco central chino parece haber perdido el control sobre el mercado de capitales”, afirma Russ Koesterich, analista de BlackRock. “Por el momento, evitaremos por todos los medios comprar en medio del desplome”, que no ha pillado tan sólo a los pequeños ahorradores. El hombre más rico de China, Li Hejun, no supo olerse lo que estaba a punto de caerle encima. "Empezó la jornada del miércoles como el hombre más rico de China y aunque lo seguía siendo a las 10:30 de la mañana para las 11 ya estaba lejos de serlo: había perdido 15.000 millones de dólares", comentan desde la agencia Reuters. "En poco menos de media hora, la cotización de Hanergy Thin Film Power en la Bolsa de Hong Kong cayó un 47% y su valor de mercado perdió alrededor de 18.600 millones de dólares". Con la mitad de su fortuna perdida en esta oleada de ventas, quedará el consuelo de que el pillaje no ha ido sólo a parar a la casa del pobre