La entidad catalano-valenciana ronda el 26% del capital de la energética, según fuentes de mercado, después de haber monopolizado las compras en mercado durante muchos días. Por ejemplo, conforme cifras de Bloomberg, desde mediados de junio, Criteria ha controlado sistemáticamente algo más del 25% de la operativa diaria (¿lo justo para no caer en abuso de mercado?), en volúmenes de contratación que, lógicamente, han ido subiendo conforme aumentaba su participación en la compañía. 

Una decisión sorprendente, ya que fue precisamente La Caixa, junto a su participada Repsol, quien redujo su participación en la gasista en septiembre de 2016, dando entrada al fondo Global Infraestructure Partners (GIP), un fondo buitre que, sin embargo, se da un barniz industrial con su rimbombante nombre. Se hacía con un 20,64%. 

Era algo lógico en apariencia: Repsol no atravesaba su mejor momento; estaba inmerso en un enorme plan de ajuste y La Caixa debía ir reduciendo poco a poco la concentración de su cartera industrial por cuestiones regulatorias. 

El 6 de febrero de 2018, Criteria nombrada un nuevo presidente de su confianza, Francisco Reynés, procedente de Abertis, y casi de inmediato, el día 22, se supo que Repsol vendía a la sociedad instrumental Rioja Bidco (CVC+Corporación Alba, es decir, los March) otro 20,72% de Naturgy. Entre los nuevos inversores, controlaban un 41,46%, al que había que sumar otro 10% de La Caixa. 

Reynés llegó con un mandato imperativo: dividendo, que no en vano, los nuevos accionistas tenían que pagar su deuda. A ello se dedicó con empeño Reynés. Su plan estratégico que vence el año que viene contempla un retorno al accionista de casi 9.000 millones entre 2018-22. Sin duda, no ha sido ajeno a ello la reducción de un tercio de su plantilla en los pocos años que lleva al frente. La rentabilidad también pasa por la reducción drástica de costes. 

Un dato importante y que se cita pocas veces: los inversores financieros recién aterrizados llegaron apalancados y pagarán sus deudas con el dividendo que les abone la propia Naturgy. La garantía son las propias acciones de la compañía. ¿Riesgo contraído? Cero, o muy poco. Paga Naturgy. Es de suponer que los empleados que hayan salido de la firma estarán algo molestos con este tipo de operativa financiera, casi siempre destructiva de empleo. 

Las entradas en el capital se han realizado en el entorno de los 19 euros por título. Las subidas en los últimos tiempos han permitido a los accionistas renegociar su deuda por unas condiciones más favorables, según iban recibiendo dividendo y se acortaba el tiempo pendiente. 

En estas, ha aparecido el fondo IFM, con una OPA por otro 20% sobre la compañía, presentada en febrero de este año. Sorprendentemente, aparecieron voces críticas por el hecho de que si este inversor financiero se hacía con su objetivo, más del 60% del capital de la compañía estaría en manos de fondos de inversión, como si no fuera de control ya el 40% largo que manejaban CVC-March-GIP, siempre entre proclamas de no concertación, eso sí. 

La operación está pendiente de la aprobación por parte del Ejecutivo. Si obtiene luz verde y se ejecuta con éxito, quedaría menos de un 10% de free float de Naturgy, valorado en unos 1.500-2.000 millones. Podría ser incluso suficiente para continuar en el Ibex, aunque muy lejos de ser uno de sus protagonistas. 

Conviene recordar que IFM no es un fondo buitre. Es uno de los principales gestores de las pensiones privadas de australianos. Ellos mismos se califican como un fondo ético, aunque el principal aval puede encontrarse en su trayectoria en España: controlan el 49% de Aqualia, junto a FCC, donde pueden presumir de inversión a largo plazo e incluso dicha compañía ha incrementado la plantilla desde su llegada. 

No se puede poner la mano en el fuego por ningún inversor financiero ni que haya nuevas entradas o salidas, ya que lo que buscan realmente es la rentabilidad, pero sin duda su perfil es más distinto al de CVC, otro agresivo private equity que ya ha arrasado compañías como Deoleo y cuyo presidente en España, Javier de Jaime, pasa por ser el español que más dinero gana de todo el país. Recordemos: un inversor financiero que pone como garantías las acciones y obliga al management a maximizar el dividendo. 

Pero parece claro que La Caixa no quiere un nuevo player de peso en Naturgy, que reclamaría su presencia en el consejo e involucrarse en la gestión. 

Ahora mismo, con los precios por encima de la OPA de IFM, queda por ver si llega la aprobación desde el Gobierno (en varios medios recogen que desde Moncloa la contempla “con malos ojos”), o alguna condición, o incluso se rechaza. Es complicado, porque desde Australia también han hecho llegar al Ejecutivo que hay muchas inversiones españolas a las que no se han puesto trabas. 

Si llegara el nihil obstat, será capital ver si las compras de La Caixa mantienen el precio por encima de la OPA o se desinfla la cotización, haciendo de nuevo atractiva la operación. 

De momento, firmas como Morgan Stanley le otorgan un precio objetivo de 21 euros, Credit Suisse, de 18,30 o Barclays, de 21,40. Algunas como RBC Capital Markets les dan recorrido, con 25,00 de valoración, aunque esta revisión reciente (anteriormente, recomendaba 19,00) parece llegar claramente por la guerra de Opas. Kepler también lo mejora, dándole 24,00 euros, poco antes de presentarse la oferta de IFM. 

En Naturgy, hoy, queda la foto de la siguiente manera: La Caixa, como principal accionista, controlador de la gestión y eterno titular de la mejor cartera industrial española, en la que ha puesto y quitado presidentes hasta hoy. (Telefónica, Repsol, Gas Natural…). 

CVC, un fondo buitre apalancado, actuando de manera concertada con los March. Estos últimos han prometido que su inversión durará en Naturgy al menos siete años, cosa que no ha hecho, sin embargo, CVC. 

GIP, un fondo de infraestructuras sobre el que sí hay rumores de salida con cierta recurrencia. 

Y falta por ver si aterriza IFM, para sumar entre los cuatro actores una concentración del 90% aproximado del capital. Algo que La Caixa no quiere. Incluso han aparecido informaciones que apuntan a una salida de cotización de la compañía en ese caso. Tampoco parece que entusiasme a los otros accionistas relevantes. Para rematar, el 27 de julio se presenta el nuevo plan estratégico de Naturgy. Quedan unas semanas intensas por delante.