Dentro del cuarto Informe sobre Tendencias de Medios de Pago destaca que, Según el informe Tecnocom España es, después de Brasil, el país donde más usuarios prefieren utilizar la tarjeta para todo tipo de pagos. Según los expertos, es muy posible que los cambios normativos recientemente aprobados, como es el caso de los límites a las tasas de intercambio*, ayuden a modificar estos comportamientos.
 
En España lo que se gasta en tarjetas de débito es muy cercano a lo que se gasta en crédito, mientras que en Latinoamérica se tiende más al crédito por tradición y porque, quien tiene una tarjeta allí, en muchos casos, es porque tiene más dinero. En conjunto, el número de operaciones realizadas con tarjetas aumentó en España un 3,6% en 2013.

Según Rey Aylon, el crecimiento del crédito por encima del débito se debe a varias razones: "en algunos casos se debe a crédito que en realidad es débito diferido a final de mes, sin costes de financiación. A los bancos esto les beneficia porque les ayuda a acceder a segmentos de población que tienen más dificultades para realizar los pagos. Además, el crédito con financiación deja a los bancos unas comisiones importantes por tasas".
 
De hecho, desde el comienzo de la crisis, este año ha sido el primero que el número de tarjetas en España, en concreto, un 1,1%, situándose la media de tarjetas por español en 2,5. Según Javier Rey Aylon, director general corporativo de Banca y Seguros de Tecnocom, este aumento se justifica por "una mayor confianza en la recuperación económica y por el final de la reestructuración financiera, que ya cuenta con un mapa de entidades definitivas". En concreto, en 2013 se contabilizaron 940.000 tarjetas más en circulación, un 1,1% más que en el año anterior.
 
El aumento del número de tarjetas se debió al fuerte incremento de las de crédito un 4,7% más, hasta alcanzar un total de 43,3 millones. Por el contrario, las de débito disminuyeron un 3,9%, hasta los 69,7 millones. El récord de este último tipo de tarjetas se alcanzó en 2008 con 76,4 millones.

En contraposición al aumento del pago con tarjetas y, de hecho, directamente afectado por él, el uso del efectivo y los cajeros automáticos en nuestro país está cayendo. De hecho, se ha convertido en el país que menos uso hace de los cajeros en la Unión Europea. En cambio Reino Unido sigue siendo el líder de la región. 
 
En total, los clientes bancarios retiraron 109.200 millones en los cajeros durante 2013, un 1,2% menos que el año anterior, que ya registró por primera vez una caída, regresando a niveles pre crisis (2006). La entrada en vigor en junio de 2012 de la ley de lucha contra el fraude fiscal, que recoge la limitación de los pagos en efectivo mayores de 2.500 euros, puede haber actuado como coadyuvante de este efecto, junto con la menor renta disponible de la población fruto de las reformas fiscal y laboral que se traducen en una menor propensión al consumo de los hogares. Esta ralentización del uso de efectivo es más acusada en billetes de alta denominación.
 
La banca por Internet cada vez tiene una mayor presencia y protagonismo en el conjunto de transacciones de pago de bajo valor, provocado principalmente por el aumento del uso de dispositivos móviles como canal de acceso e inicio de las órdenes de transacciones de pago, un hábito que facilita a los usuarios llevar a cabo distintas operaciones desde el lugar donde se encuentren sin necesidad de acudir al punto de atención físico de la entidad financiera.

En España, el comercio electrónico ha más que duplicado el volumen de negocio durante los últimos cinco años, principalmente gracias al aumento del número de internautas y la mayor proporción de los mismos que realizan compras online. Por sectores, las agencias de viajes y el transporte aéreo ocuparon los dos primeros puestos, sumando un 26,8% de la facturación total del comercio electrónico español. Por origen y destino, se puede apreciar el predominio de las transacciones desde España con el exterior (42,2%).

El pago mediante cheques sigue en desuso y continúa la contracción a pasos de gigante, tanto en el número de operaciones (10,1% menos en 2013 vs. 2012), como en el importe de las mismas (15,4%).

 * La limitación de las tasas de intercambio es aplicable a las operaciones efectuadas con tarjeta de pago, con una limitación máxima del 0,2% en débito (con un máximo de 7 céntimos de euro para todos los pagos superiores a 35 euros) y 0,3% en crédito, estableciéndose un umbral máximo de 0,1% en tarjetas de débito y del 0,2% en crédito para pagos inferiores a 20 euros. La norma prohíbe a las entidades financieras subir las comisiones de las tarjetas para repercutir este gasto al titular de la tarjeta.