Los CIOs de las grandes empresas reconocen cuáles son los beneficios de  modernizar las aplicaciones, dejando atrás los sistemas que se han quedado obsoletos. Las empresas que siguen manteniendo innumerables aplicaciones están cavando a la larga su propia tumba, y corren el riesgo de alcanzar un punto en el que resulta, a la vez, demasiado costoso iniciar un proceso de transición hacia un entorno racionalizado, y mantener el abanico de sistemas creados. A esto último cabría añadir el riesgo asociado a la escasez de habilidades que se necesita para mantener los sistemas anticuados.  


Existen, no obstante, numerosos factores disuasorios para las empresas a la hora de tener que modernizarse. Las presiones presupuestarias así como las apremiantes necesidades del negocio desbaratan a menudo los planes de racionalización, aplazando las inversiones necesarias para su implementación. Las empresas con mejores resultados están actualmente aplicando un enfoque escalable a la modernización de aplicaciones, mediante el cual una evaluación preliminar del entorno de la aplicación permite identificar tanto las principales oportunidades como las prioridades del cambio.

Los Retos de Aplicación más Habituales

Hoy en día, los entornos de negocio de muchas de las grandes empresas están caracterizados por un crecimiento, sin supervisión alguna, del número de aplicaciones de negocio, con el consiguiente aumento de las capacidades de almacenamiento. Este crecimiento se ha visto impulsado por multitud de factores, incluyendo fusiones y adquisiciones, así como consolidaciones e integraciones inadecuadas, lo cual ha tenido como resultado la duplicación y la creación de funciones redundantes. Además, existe un problema más intrínseco que consiste en la adopción por parte de muchas grandes empresas de un enfoque basado en nichos (silo-based) con respecto a la gestión de aplicaciones. En lugar de implementar soluciones para toda la empresa, las unidades de negocio financian, cada una por su lado, distintas iniciativas de aplicaciones. Por su parte, el departamento de TI se ve obligado a gestionar una miríada de sistemas de single-point, que a menudo resultan redundantes y a la larga obsoletos.

Tanto la mala gestión sistémica de los entornos de aplicación como el consiguiente crecimiento del gasto en TI suponen tirar por la borda una parte significativa del rendimiento y la rentabilidad del negocio.

Asimismo, establecer un punto de partida comparativo de los costes de asistencia técnica supone otro desafío adicional. Dado que los presupuestos están, por lo general, basados en el gasto real del año anterior, las empresas no cuentan con ningún indicador objetivo y externo para saber si su rendimiento es bueno, malo o indiferente.

Los Requisitos de Infraestructura de las Aplicaciones Condicionan el Gasto en TI

En los últimos diez años, los costes unitarios de los servicios de TI han disminuido notablemente. No obstante, el crecimiento espontáneo de la demanda de recursos de TI ha sobrepasado ampliamente este declive constante.

Además de provocar un aumento de los costes, la ineficiencia de las aplicaciones tiene un impacto sobre el negocio medible en términos de competitividad.

Obstáculos para el Cambio

Los apremiantes requisitos del negocio que absorben los recursos necesarios para implementar el plan de transición - el cual, aunque se percibe como algo importante, no se considera lo suficientemente urgente. Asimismo, el enfoque a corto plazo con respecto a la reducción de costes, propio de numerosas empresas, no reconoce los beneficios que tiene un proyecto de modernización. En lugar de construir un caso de negocio para invertir en la racionalización de las aplicaciones con beneficios a largo plazo, a los ejecutivos de TI les resulta a menudo más útil demostrar que son capaces de gestionar una operación mucho menos ambiciosa (aunque ineficiente) con un presupuesto mínimo.

Un obstáculo todavía más importante reside en la creencia, a menudo muy realista, de que el proceso de modernización deberá enfrentarse a problemas de distinta índole - más concretamente, que no se cumplirán los plazos, se sobrepasará el presupuesto, y/o que supondrá algún tipo de trastorno para el funcionamiento del negocio.

Elementos de un Análisis de Cartera

Las empresas con mejores resultados se están enfrentando al desafío de tener que modernizar todas sus aplicaciones mediante un enfoque escalable, centrado en los esfuerzos (y trastornos potenciales) realizados en unidades y funciones diferenciadas. Esto último reduce el riesgo inherente a una puesta a punto y reestructuración de las operaciones tanto radical como a gran escala, y permite cuantificar los beneficios de forma continua mientras avanza el proceso de cambio.

El punto de partida del plan de transición debe incluir un riguroso análisis preliminar de la cartera de aplicaciones existente. El proceso deberá también priorizar las aplicaciones, identificando aquéllas que sean fundamentales tanto en términos estratégicos como operativos, así como aquéllas que no tengan importancia alguna, sean redundantes o estén obsoletas, y que por ello sean candidatas a desaparecer.

Construyendo un Caso de Negocio

Una vez definidas las prioridades y oportunidades de mejora más inmediatas, puede construirse un eficaz caso de negocio para ampliar la iniciativa a otros departamentos de la empresa.

Aunque una estrategia de transición escalable se implementa mediante pasos específicos y concretos, no debería considerarse un "proyecto" diferenciado, sino más bien un proceso continuo que avanza por fases. Esto último permite realizar inversiones constantes y se aleja de la tradicional mentalidad de nicho propia de la gestión de TI, posibilitando así que tanto las aplicaciones como los requisitos del negocio se conviertan en el núcleo del debate. 

Del mismo modo, una estrategia de transición eficaz debe tener en cuenta, en todo momento, los requisitos del negocio a largo plazo y, tomar como modelo y evaluar una variedad de escenarios alternativos para poder medir el impacto futuro de las decisiones tomadas en la actualidad.

La Oportunidad de Modernización

Las empresas bien gestionadas hoy en día realizan operaciones de TI de gran eficiencia, y reconocen que los esfuerzos de mejora que se centran únicamente en la infraestructura no producen ahorros significativos en términos de coste. En lugar de mejorar la eficiencia de la oferta de TI, los altos cargos le están prestando cada vez más atención a la gestión de la demanda de recursos de TI. 

En este sentido, mejorar tanto la eficacia empresarial del entorno de aplicación como la eficiencia del proceso AD/AM resulta esencial para esta estrategia.

Las iniciativas de modernización de las aplicaciones representan una clara oportunidad para lograr un nivel de ahorro notablemente más alto, que por lo general puede alcanzarse en infraestructura. No obstante, resulta más importante tomar en consideración los beneficios para el negocio que se derivan de un entorno de aplicaciones racionalizado, que permite mejorar tanto la agilidad del negocio como el tiempo de respuesta frente a los retos y oportunidades emergentes.