Esto confirma la nueva política de Pekín que asegura que se está logrando reactivar la demanda interna sin acelerar la apreciación de su divisa.


Un débil superávit en el pasado hubiera causado alguna preocupación, pero China sigue luchando por realizar un giro en su política económica hacia una
mayor dependencia de su consumo interno y menor de sus exportaciones, en parte para acallar aquellas voces críticas que aseguran que su éxito se ha producido como consecuencia de la famosa "guerra de divisas".

Las exportaciones chinas crecieron un 37.7% en enero respecto al año anterior. Respecto a las importaciones, se incrementaron en un 51%, según se ha comunicado a través de la televisión estatal en el día de hoy. Eso sitúa al país con un superávit comercial de 6,500 millones de dólares, en comparación con los 13,100 millones registrados durante el pasado mes de diciembre.