"Sería prematuro dar por terminada la crisis. Ahora no es el momento de salir" de las medidas anticrisis adoptadas por el BCE, dijo Trichet en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara. No obstante dejó claro que estas medidas extraordinarias "no pueden mantenerse para siempre" y deberán retirarse cuando "la situación se normalice".

"Esto significa, en particular, que si juzgamos que estas medidas no estándar desencadenan riesgos para la estabilidad de precios, las retiraremos", explicó el presidente del BCE a los eurodiputados. En todo caso, insistió en que el actual nivel de tipos de interés, del 1%, es "apropiado", lo que a priori descarta subidas en los próximos meses.


Trichet subrayó que la situación económica "ha mejorado" y que, después de la "caída libre" experimentada a finales de 2008 y principios de este año, la economía de la eurozona "muestra signos de estabilización". "En el periodo que se avecina, esperamos ver una recuperación muy gradual", avanzó el presidente del BCE.

No obstante, avisó de que persiste un alto grado de "incertidumbre". La economía podría recuperarse más rápidamente de lo previsto si el impacto de las medidas anticrisis es mayor de lo previsto, o si la confianza y la demanda exterior mejoran más de lo que se espera. Pero también podría recaer si se agrava la retroalimentación entre los problemas del sector financiero y la economía real, aumenta el precio de las materias primas, se incrementan las presiones proteccionistas o se mantienen los desequilibrios económicos internacionales.

El BCE prevé que, tras la caída registrada durante los meses del verano debido a la reducción de los precios del petróleo en comparación con el año anterior, la inflación volverá a territorio positivo durante los próximos meses, aunque se mantendrá "baja". En este sentido, Trichet subrayó que las expectativas de inflación siguen "firmemente ancladas" en línea con el objetivo del 2% marcado por el BCE.

El presidente del BCE respaldó las propuestas de la Comisión Europea para reforzar el sistema de supervisión bancaria, y en particular la creación de un Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos, estrechamente ligado al Banco, que emita alertas cuando detecte desequilibrios macroeconómicos y haga recomendaciones. También consideró adecuado que estas recomendaciones no sean vinculantes para los Estados miembros.