"Pensamos que si no buscamos una solución, nosotros también podríamos pagar los efectos de este problema" añadió Reinfeldt. El propio primer ministro considera que la concesión de un préstamo a Irlanda no pondría en una situación de riesgo a los contribuyentes suecos. "Se trata de un país fuerte y podrán devolverlo en su momento, además consideramos que es una forma segura de ayudarles".


Además admitió que Suecia tiene un gran interés en ayudar a la estabilidad económica de la eurozona. Alemania es el mayor socio comercial de Suecia, pues supone el 11% de las exportaciones suecas y el 18% de sus importaciones. Al contrario que otros miembros de la Union Europea,
Suecia ha conseguido evitar esta crisis. De hecho se espera que su economía crezca en torno al 5% durante este 2010.

Reinfeldt dejó entrever que cualquier condición que Suecia impusiera a Irlanda no sería onerosa, "creo que debemos de negociar con Irlanda de la misma forma que nos gustaría que negociaran con nosotros si nos viéramos en una situación similar", y añadió que "no pensamos que tengamos que intervenir desde el exterior ni decirles lo que tienen que hacer".

Aunque la aparente generosidad de Suecia, tiene sus límites. Preguntado sobre si su país estaría en condiciones de realizar una oferta similar a Portugal, si su economía continuara debilitándose, Reinfeldt sentenció, "no creo que deba especular sobre cuál será el siguiente país en caer"

El primer ministro también fue consultado sobre los motivos de la fortaleza económica de su país, a lo que respondió con una serie de medidas puestas en marcha: "cuando la crisis comenzó nuestro país gozaba de un superávit mientras que otros países ya mostraban déficits en sus saldos públicos; nosotros nunca dimos dinero a nuestros bancos o a aquellos sectores con dificultades, se lo dimos a los ciudadanos a través de un recorte de impuestos"

Estas declaraciones de Reinfeldt tienen lugar al día siguiente de que Irlanda diera a conocer su cuarto plan de recorte presupuestario en lo que va de año. Dicho plan pretende recortar los gastos públicos en 10,000 millones de euros y elevar los impuestos con el fin de incrementar la recaudación en 5,000 millones de euros. El salario mínimo por hora caerá un euro, hasta los 7.65 euros y los sueldos públicos se reducirán hasta 1,200 millones de euros durante los próximos cuatro años.