El beneficio neto obtenido por las 35 mayores empresas cotizadas españolas es además el menor en términos absolutos de los últimos diez años, ya que las ganancias anuales han oscilado entre los 40.000 y los 50.000 millones de euros. Los atentados del 11-S tuvieron como consecuencia que en 2002 los beneficios de las empresas cotizadas del Ibex 35 fuera más del 25 % inferior al de 2001, y que su capitalización bursátil cayera un 28%.

Desde entonces y hasta 2008 las mayores cotizadas españolas no paraban de incrementar año tras año su beneficio neto atribuido, hasta superar los 50.000 millones de euros en 2007. El estallido de la crisis de las hipotecas "subprime" o de alto riesgo en Estados Unidos y la posterior quiebra del banco de inversión Lehman Brothers en 2008 dejó seco el mercado interbancario, cortó el crédito y se dejó notar en las cuentas de resultados.


En 2008 las cotizadas españolas ganaron el 5 % menos que un año antes, un diferencial que en 2009 se amplió al 21 %.

En 2010 la tendencia pareció invertirse y el beneficio anual mejoró un 23 % y batió incluso el récord de 2007, al superar los 51.000 millones de euros.

El pasado año, los balances de las empresas españolas acusaron golpes desde todos los frentes: la crisis de la deuda soberana española, el deterioro de la marca España, y la contracción absoluta del crédito.

Sólo Sacyr cerró con pérdidas

Pese a que únicamente una de las empresas del índice -Sacyr- cerró el ejercicio con pérdidas, dieciocho de ellas empeoraron el año pasado sus balances. Entre ellas figuraban los bancos cotizados, a los que las mayores exigencias de capital, el deterioro del negocio en España y el mayor esfuerzo de saneamiento de los activos inmobiliarios provocó un descenso superior al 30 % de media en sus beneficios anuales.

Ningún sector se salvó en conjunto del empeoramiento del entorno macroeconómico y las dudas sobre la recuperación, e incluso Telefónica, que se mantiene al frente de las ganancias con más de 5.400 millones de euros, sufría un deterioro del 47 %.

Otro de los protagonistas del ejercicio fue IAG, fruto de la fusión entre Iberia y British Airways, que prácticamente triplicó lo que hubiesen ganado juntas el ejercicio precedente.