La compañía de crédito, con una cartera de préstamos por 65.000 millones de dólares, se mostró convencida de que el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no acudirá en su rescate y explicó que "la dirección y la administración de la entidad evalúan en estos momentos, junto a sus asesores, otras alternativas".

CIT había mantenido hasta el miércoles varias reuniones desde hace varias semanas con representantes del departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la Corporación Federal de Garantía de Depósitos -FDIC, por su sigla en inglés-, en las que las partes intentaron encontrar una salida para que la entidad no pasara por la quiebra.


En Washington, la portavoz del departamento del Tesoro, Meg Reilly, aseguró: "incluso en períodos de dificultades financieras, creemos que hay un umbral muy alto para ayudas gubernamentales extraordinarias hacia compañías concretas".

La entidad ya había recibido ayuda gubernamental por valor de US$2.300 millones el pasado diciembre mediante el programa de rescate conocido como Programa de Alivio de Activos Depreciados, o TARP.

Tras el cese de las conversaciones, no se descarta la posibilidad de que CIT Group se declare en bancarrota, algo que podría afectar a alrededor de un millón de pequeñas empresas, aunque el impacto de su caída no sería tan acusado como el que podrían haber causado la aseguradora AIG u otras entidades financieras que sí consiguieron ayudas públicas.