Todd ha dejado claro que si decide destinar más fondos públicos a Northern Rock, el Gobierno británico está obligado a comunicarlo a la Comisión.Todd ha recordado que Bruselas ya dio su visto bueno en diciembre al plan de rescate puesto en marcha por Londres para salvar de la quiebra a Northern Rock, sumida en una grave crisis a consecuencia de la crisis hipotecaria estadounidense. Esa ayuda, considerada "de rescate", tiene un plazo límite de seis meses, que expira el próximo 17 de marzo.Para ser compatible con la legislación europea sobre ayudas de Estado, cualquier nuevo respaldo financiero a Northern Rock debe dirigirse a la reestructuración de la entidad.En ese caso,
las autoridades británicas tendrían que garantizar la viabilidad de la compañía sin inyecciones futuras de dinero público y también una reducción de su capacidad, para compensar la distorsión derivada de la ayuda.El portavoz ha explicado que la Comisión sigue el caso de Northern Rock muy de cerca y mantiene contactos regulares con Londres desde que el banco comenzó a tener problemas, en septiembre pasado.