inversión socialmente responsable

Ana Fernández (AFS Finance Advisors), Francisco Javier Garayoa (Spainsif), Susana Burgos (Ei), David García (Santander AM),Guillermo Hermida (Caixabank AM),  Luis Boada (Fluidra)

Hasta hace unos años, alguien todavía podía pensar que se trataba de un producto de moda, pero ahora nadie duda de que este tren ya no hay quien lo pare.

Actualmente, hay en el mundo algo más de 80 billones de dólares bajo gestión y la cuarta parte están colocados en inversión socialmente responsable, ya sean acciones, bonos de empresas o deuda soberana, según la tendencia internacional de la Inversión Sostenible y Responsable  (ISR), cuyo crecimiento en los últimos años está siendo imparable. Francisco Javier Garayoa, director general de Spainsif -el Foro de Inversión Sostenible de España-, proporciona las cifras correspondientes a nuestro país en un debate organizado por Estrategias de Inversión. “Nuestro incremento de la ISR es muy importante. El año pasado se superaron por primera vez los 200.000 millones de euros gestionados en un único ejercicio. La cifra alcanzó los 210.644 millones, con un incremento del 13,5% respecto a 2017”.

Entre los grandes bancos, destaca el Santander. Gestiona algo más del 65% de nuestro patrimonio ISR y en 2018 lanzó la primera gama de fondos sostenibles en España, integrada por dos fondos mixtos y uno de renta variable pura. David García Rubio, director de ISR de Santander Asset Management, explica que “hasta hace dos o tres años la oferta de este tipo de productos era muy limitada. De 1.000 fondos, apenas 10 ó 15 cumplían los criterios ASG (medioambientales, sociales y de buen gobierno). Ahora la oferta se ha duplicado y la demanda ha llegado más tarde que en otros países. Amén de que hay que tener en cuenta que esta inversión requiere de una mayor formación financiera por parte de quienes la contratan. Es importante que, desde nuestro mundo de la gestión de activos, fomentemos el conocimiento de ISR”.

“La inversión socialmente responsable es cada vez algo más cotidiano para la gente que invierte en nuestra compañía”, asegura Luis Boada, IR, Corporate Communications & Business Development de Fluidra, líder mundial en la fabricación y distribución de componentes para piscinas. La cotizada cumple este año medio siglo de vida “y queremos que la sostenibilidad relacionada con ese bien tan preciado que es el agua, desempeñe un papel muy importante en todas nuestras actividades”, dice Boada.

“Nosotros llevamos invertidos en fondos vinculados al agua desde el principio, desde 2010. Y las rentabilidades han sido francamente buenas. El 95% del agua del planeta sigue siendo salada, así que cabe augurar un futuro muy prometedor a todo lo que sea inversión en desalinización, embotellamiento, sustitución del plástico por el vidrio, etc.”, señala Ana Fernández Sánchez de la Morena, Socia Fundadora de AFS Finance Advisors y la primera mujer que constituyó una EAFI en España.

“Sí, pero las ventanas para considerar que estos productos temáticos son rentables desde el punto de vista financiero, siguen siendo cortas. No nos engañemos”, apunta Guillermo Hermida, CIO Iberia de Caixabank Asset Management. En muchos casos, la utilidad de estos fondos está en la reducción de la volatilidad de las carteras. Detrás, muchas veces, hay una labor de marketing muy importante a la hora de empaquetar estos productos para ofrecer a los inversores empresas que cuidan la problemática del agua o promueven la igualdad de género en los consejos de administración. La educación financiera es fundamental”.

Una inversión que ha venido para quedarse

“Puede que hasta hace poco la ISR se considerara una inversión de moda, pero ahora mismo se están dando unas circunstancias que invitan a pensar lo contrario, sobre todo por el compromiso tanto del sector público como del privado”, considera García Rubio, de Santander Asset Management. “Las empresas lo perciben como una oportunidad de negocio y también aplican los criterios ASG en su gestión cotidiana. Lo mismo que la Administración recurre al sector privado para reducir su impacto en el medio ambiente o mantener el bienestar social. Por no hablar del cambio que ha experimentado la sociedad en pro del coche eléctrico o el reciclaje”.

Desde Spainsif, Garayoa recuerda que las inversiones temáticas siempre han existido, aunque ahora “más allá de la lucha contra el cáncer o la promoción de las smart cities, se busque cumplir unos mínimos en el resto de parámetros. Y luego está la reflexión de más de una gestora internacional, en el sentido de que el relato -lo mismo que se dice relato en política-, es más fácil a la hora de comercializar este tipo de productos”.

Para Fernández Sánchez de la Morena, “en esto también juegan un papel muy importante las finanzas conductuales, que incluyen la psicología en la toma de decisiones. De hecho, la CNMV publicaba en octubre una guía sobre psicología económica, igual que muchos premios de economía tienen más que ver últimamente con la psicología que con la economía pura. Incluido el Nobel. La tesis más extendida es que cuando hay una alineación entre lo que haces y lo que entiendes, tu nivel de conexión con lo que haces perdura más en el tiempo. Si inviertes en la lucha contra el cáncer porque has entrado en contacto con la enfermedad tú mismo o un ser querido, tu inversión es menos volátil porque vas a tener menos miedo y te vas a quedar ahí más tiempo”. Y se retrotrae al siglo XVIII para hablar de los primeros criterios de exclusión cuando la Iglesia se negaba a invertir en ningún negocio que tuviera que ver con el comercio de esclavos.

En el caso de Fluidra, apostilla Boada, “entendemos la sostenibilidad en su doble vertiente de contribuir positivamente y permanecer en el tiempo. Porque al final esto de las finanzas éticas es cosa de todos: la sociedad, las compañías, los gestores de fondos y los inversores sean particulares o institucionales, acceden a una información que cada vez es más completa y cada vez está más presente”.

A Hermida, de Caixabank Asset Management, le parece importante seguir diferenciando las inversiones éticas de las socialmente responsables. Explica que las primeras “se basan en principios de exclusión ya sean genéricos o en base a normas internacionales. Nosotros tenemos en cuenta los riesgos no financieros dentro de la valoración de las compañías para elegir. Y pensamos tanto en el activismo como el engagement tras pulsar por dónde van las preocupaciones de los millennials, que son absolutamente claves para la ISR”.

“Al final es la evolución natural que siguen este tipo de inversiones”, zanja García Rubio. “Antes el cliente nos decía que no quería invertir en empresas petroleras o en aquellas que estuvieran implantadas en países donde no se respetan los Derechos Humanos; y ahora lo que hemos hecho desde el sector financiero es buscar políticas que tienen impacto en las cuentas de resultados. Hay estudios que demuestran, por ejemplo, que las compañías que tratan mejor a sus empleados retienen y atraen talento, lo que favorece el desarrollo de ideas en aras de la innovación. A la ética le hemos dado un sentido financiero y ahí nace la ISR basada en el análisis ambiental, social y de gobierno corporativo”.

El papel del Plan de Acción de Bruselas

La Comisión Europea presentó en 2018 el Plan de Acción en Finanzas Sostenibles, que ya está dando resultados “a pesar de que la industria siempre avanza más rápido que la norma”, a decir del director general de Spainsif. El CIO Iberia de Caixabank Asset Management habla de las obligaciones que siempre conllevan los cambios normativos y del “liderazgo moral que ostenta la UE y que obliga cumplir una serie de estándares en cuanto a la información, que afecta tanto a los gestores como a las compañías. A la larga, lo que está en juego es la búsqueda de un nuevo modelo productivo que nos permita creer en un mundo más sostenible”.

Los desafíos de futuro

Garayoa mete el dedo en la llaga del perfil del inversor y explica que, “aunque el retail haya crecido en los últimos años, es el inversor institucional el que tira del carro”.  “Como en la mayoría de los países de nuestro entorno”, concede David García.  Desde su experiencia en banca privada, Ana Fernández apostilla que “cuando el cliente institucional debe cumplir los criterios de responsabilidad y buen gobierno, la toma de decisiones del director financiero tiene que estar alineada con esos principios”.

El CIO Iberia de Caixabank Asset Management plantea que “el empuje de la ISR ha de venir de la regulación sí o sí; no hay más que mirar a Francia y su sistema de acreditaciones públicas”. Todos asienten, al tiempo que el director general  de Spainsif sentencia que “queda mucho por hacer pero hay sobradas razones para ser optimistas: he ahí el éxito de las emisiones de bonos verdes, por poner un ejemplo. Dentro de poco, toda la inversión será sostenible o no será.”