El beneficio neto de los últimos tres meses del año se situó en 234 millones de dólares (poco más de 183 millones de euros), un 90% inferior al mismo trimestre del año precedente.

Entre las operaciones realizadas este año por Intel destaca la reducción de costes por valor de 800 millones de dólares (626 millones de euros), dentro del programa de reestructuración iniciado en 2006. Además, la inversión de la firma en la marca Clearwire le reportó un beneficio 1.000 millones de dólares (casi 783 millones de euros) menor al previsto.

Optimistas  ante el futuro


A pesar de la actual coyuntura, el presidente y director ejecutivo de la firma, Paul Otellini, se mostró optimista y explicó que "la economía y la industria están en proceso de sentar nuevas bases sobre las que el crecimiento se reanudará". Así, aseguró que mientras "el ambiente es incierto" las estrategias fundamentales de negocio de Intel "están más centradas que nunca".

Otellini también recordó que la compañía "ya ha capeado temporales difíciles en el pasado", por lo que "sabe lo que hay que hacer para seguir progresando".

Pese a los buenos augurios que trató de transmitir Otellini, Intel no quiso aventurar nada concreto en relación a las perspectivas de futuro, alegando que "las condiciones económicas lo hacen especialmente complicado". Tan sólo apuntó que podrían producirse fusiones o adquisiciones este año "con un impacto potencial desconocido" y que los resultados actuales "podrían diferir materialmente de las expectativas".