Queda claro que estamos viviendo un periodo dramático desde el punto de vista económico. Buena parte del planeta atraviesa una de las mayores recesiones desde la gran depresión (1929-1938), con el desempleo en muchos países en máximos históricos (en España por encima del los 4 millones de personas, por ejemplo). A estas alturas se ha escrito mucho sobre el incio de la crisis que vivimos. Fue a mediados de 2008, en la denominada crisis “subprime”. Ahora estamos en una segunda fase, generando en varios países un serio riesgo de bancarrota (Portugal o España). Riesgo que ya pasó a ser realidad para otros (Grecia e Irlanda) .

Nos debemos plantear una cuestión:
¿Han abordado los dirigentes políticos esta crisis de una manera correcta?
En primer lugar, los dirigentes han demonizado el sistema capitalista (libre mercado), afirmando que necesita más regulación y control. En segundo lugar, estos mismos dirigentes han adoptado soluciones keynesianas, inyectando en la economía estímulos a gran escala.

Es importante recordar algunas de las frases paradigmáticas de los principales líderes mundiales;
Nicolas Sarkozy, presidente de Francia (26-09-2008; Fuente: EU Observer.com):”… el capitalismo laissez-faire ha terminado””…necesitamos reinventar el capitalismo con una mayor regulación del sistema”

Angela Merkel
, canciller de Alemania (16-05-2010 Fuente: Reuters): “los hechos de la última semana demuestran un ataque especulativo contra el euro… debemos introducir más regulación”

Barack Obama
, presidente de EE.UU (22-01-2010 Fuente: The Associated Press): “… cuando uno analiza las operaciones del sistema financiero, puede observar una especulación temeraria…”, “… voy a proponer un aumento de los impuestos sobre las plusvalías con el propósito de obtener una mayor justicia…”

Para sustentar estas afirmaciones quijotescas contra el sistema capitalista y los especuladores, decidieron incrementar los déficits y la deuda pública a niveles sin precedentes, y claro está, subir los impuestos para asegurar la “justicia” y la “igualdad” en tiempos difíciles.

Si recordamos los hechos sucedidos entre 1929 y 1938, más conocido como el período de la gran depresión, podemos observar que estas actitudes y soluciones son muy parecidas a las tomadas entonces, con resultados desastrosos. Es importante recordar a dos de los principales actores de este periodo Herber Hoover (con un mandato entre 1929-1933) y Franklin D. Roosvelt (con 4 mandatos 1933-1945).

En diciembre de 1929 justo después del crash, Herber Hoover afirmaba:”…
es necesario combatir la especulación descontrolada… es necesario suprimir la especulación ilegítima”

A finales de 1929, promovieron la introducción de las tarifas arancelarias con el objetivo de encarecer los productos agrícolas importados, para de esta forma incrementar la competitividad de los productores agrícolas norteamericanos. Claro está que países como Francia, Italia, Australia, India y Canadá, respondieron de inmediato.

Esto redujo de una manera brutal el comercio internacional reduciendo a su vez en un 40% las importaciones americanas.

Entre 1929 y 1933, se incrementó de manera exponencial la deuda pública americana. Esta deuda, en porcentaje sobre el producto interior bruto, subió 24 puntos porcentuales (del 16% al 40%) y el superávit del 1929 (0,46% del PIB) se convirtió en déficit en 1933 (-3,27% del PIB), aumentando año tras año el stock de deuda.

No contento con esto, el presidente durante su mandato introdujo el “Revenue Act” en 1932 que supuso uno de los mayores aumentos de impuestos de la historia de los Estados Unidos: Se introdujeron tributos sobre la gasolina, coches, energía eléctrica…- subió el impuesto medio sobre rendimientos individuales del 0,5% al 5% y el impuesto de sociedades del 10% al 12% y la tasa máxima de los rendimientos individuales pasó del 25% al 63%.

¿Resultados del mandato de Herber Hoover? Conseguir la proeza de hacer subir el desempleo de apenas un 3% en 1929 a casi el 25% en 1932, lo que representa, que 1 de cada cuatro americanos estaba desempleado a finales de su mandato. El PIB americano se contrajo cerca de un 25% y el índice Dow Jones cayó cerca de un 70%, peor imposible.

Roosevelt siguió las políticas de su antecesor pero con un marketing más sofisticado. ¿Quién no se acuerda del “New Deal”? Quién nunca ha leído que se considera a Roosevelt como el hombre que salvó América?
Durante los primeros años de su mandato, ordenó crear la SEC (entidad supervisora de los mercados financieros, el equivalente a la CNMV española). El primer presidente de la SEC (Josep Kennedy), en su discurso inaugural en Mayo de 1933 afirmaba que la SEC viviría para “traer la ley al reino de las finanzas”. Igualmente en 1933 ordenó crear la ley Glass- Steagall que separaba las actividades de la banca comercial y la banca de inversión, imposibilitando a una entidad trabajar en paralelo en dos de estas actividades.

En 1934 en un discurso al congreso afirmaba: “… muchos de los problemas a los que hoy nos enfrentamos se deben a la falta de entendimiento de los principales valores de justicia y equidad” Así en 1936, subió nuevamente la tasa máxima sobre los rendimientos individuales del 63% al 79%.

Su “New Deal” se caracterizó por grandes obras públicas financiadas por un incremento de la deuda (3 puntos porcentuales del PIB entre 1933 y 1938) y déficits públicos (en 1936 alcanzó 5% del PIB).

¿Resultado del primer mandato de Roosevelt? El Dow Jones registró otro crash en 1937, con una bajada de 76 puntos de agosto a noviembre. El desempleo se disparó hasta un 20% (uno de cada 5 americanos estaba desempleado) el producto interior bruto en 1938 era similar al de 1929, después de 10 años de estímulos económicos claramente infructuosos. Solo después de 1940 el Dow Jones pudo recuperar la cotización bursátil previa a 1929.

En conclusión, cuando estos hechos son analizados con el debido detalle y rigor, se ve que la historia se repite. Esta vez con otros protagonistas y a una escala muy superior. Cuando analizamos los números de la gran depresión, Hoover y Roosevelt
quedan empequeñecidos ante la sombra de los actuales dirigentes.