El primero que le ha mostrado su apoyo públicamente ha sido el ministro de Finanzas sueco, Anders Borg
, alabando su liderazgo en la gestión de la crisis del euro y en el G-20.

Asimismo, Elena Salgado, vicepresidenta económica de nuestro país, tiró una lanza a favor de la dirigente francesa. Sin referirse directamente a Lagarde, la ministra señaló que el nuevo director del FMI debería ser europeo y mujer, tal y como apuntan desde Europa Press.

Ya el pasado martes, cuando Dominique Strauss-Kahn aún no había dimitido, los ministros de Economía de la UE empezaron a discutir su sucesión. Parece que las promesas para aumentar la presencia en las instituciones financieras internacionales de los países emergentes han derivado en mantener la presión para que el elegido final sea europeo.

La vicepresidenta española ya lo dejó bien claro porqué tenía que ser así. “La Unión Europea es el principal contribuyente al Fondo”.

Otros mandatarios económicos del Viejo Continente, como el sueco Borg o el irlandés Noonan, evidenciaron la necesidad de colocar a un europeo al frente del Fondo por el papel fundamental de esta institución para “combatir la crisis de deuda de la eurozona”.

Si la tradición tuviese que decidir, un europeo sería el próximo en alzarse con el cargo de presidente del FMI, del mismo modo que para el Banco Mundial reserva la plaza a un estadounidense.

Fuera de Europa, representantes de los países emergentes defienden que la elección se haga de forma abierta y transparente, y que se base “en el mérito, independientemente de la nacionalidad”.