En un clima en el que sigue planeando la más que probable reestructuración griega, de la que ya sólo se duda en cuanto a los términos, el Tesoro español salió al mercado para vender deuda por valor de 3.219 millones de euros.

España colocó el 80,5% del objetivo total
de la colocación que ascendía a los 4.000 millones.

En obligaciones a 10 años adjudicó 2.495,36 millones de euros frente a los 4.562,37 millones solicitados con un rendimiento marginal del 5,409 por ciento comparado con el 5,483 por ciento de la subasta del pasado 20 de abril.

En cuanto al más largo plazo, las obligaciones a 30 años el Tesoro colocó 724,29 millones de euros frente a los 1.423,29 millones solicitados, con un rendimiento marginal del 6,011 por ciento comparado con el 5,483 por ciento de la subasta del pasado mes de marzo.

El diferencial del bono español se sitúa en el entorno de los 235 puntos básicos.

Con todo esto, Daniel Pingarrón, analista de IG Markets, señaló que se trata de un éxito moderado ya que la demanda no se incrementó en un una cifra considerable.