Las perspectivas económicas oficiales de España parecen excesivamente optimistas, teniendo en cuenta el previsible impacto de las medidas de ajuste y el desapalancamiento del sector privado sobre el crecimiento del país.  De este modo, Buiter apunta que con estas medidas, en ausencia de sorpresas negativas desde el ámbito bancario, España podría eludir la ayuda exterior, aunque advierte de que en el caso de tener que solicitar asistencia llevaría al límite la capacidad de los mecanismos establecidos, que podrían requerir una ampliación, así como un papel más activo por parte del BCE comprando deuda pública española y financiando a las entidades españolas que utilizan bonos españoles como colateral.