Inyecciones millonarias de liquidez para tratar de sanar a un enfermo casi terminal. Medidas ortodoxas e innovadoras protagonizaron por igual el rescate de bancos sin liquidez e insolventes, la compra de activos tóxicos, su canje por bonos del estado… Unas medidas que fueron acompañadas de una paulatina rebaja en el precio del dinero, hasta el 0-0.25% actual.
Y parece que lo que hace un par de años se veía como salvación…ahora está mostrando su cara más amarga. Si en 2007 el balance de la FED consistía en 900.000 millones en deuda al gobierno americano, en 2010 ha pasado a 2.4 billones. El enorme déficit que arrastra la economía estadounidense, con un ratio de más del 100% del déficit público sobre el PIB, asusta. Y no sólo eso. La posible deflación, caída en los precios durante varios períodos consecutivos, es algo a lo que Ben Bernanke se tiene que enfrentar. ¿La cita? Esta tarde a las 20.15 (hora española).
Las palabras del mandatario de la Reserva Federal en su última reunión lo dejaron claro: “el paso de la recuperación en la producción y el empleo se ha frenado en los últimos meses”. Sin empleo no hay consumo. Y sin consumo – que supone 2/3 del PIB de Estados Unidos- no hay crecimiento. La ecuación es clara. Y eso que todavía resuenan en el mercado las declaraciones de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) advirtiendo de que la recesión en Estados Unidos pasó en junio de 2009. Un período que dejó más de 8 millones de empleos perdidos.
A la cabeza viene la intención de Barack Obama para generar empleo mediante el gasto de 38.000 millones para renovar el fondo de infraestructuras del país. Una medida que seguirá engrosando el déficit de la economía estadounidense. Sin embargo, no hay mucha más alternativa. Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros reconoce que “el tipo de interés es nulo por lo que es una vía que está agotada. Sin embargo, la premisa fundamental es que si el déficit público genera empleo y éste es estable, la forma de actuación es válida en cualquier momento”.
Aunque Bernanke ha alegado en las últimas reuniones que los tipos de interés seguirán en niveles excepcionalmente bajos durante un largo período de tiempo- algunos expertos señalan la última parte de 2011 como fecha en la que el organismo podría comenzar a elevar el precio del dinero- es una de las medidas que según la FED tiene para poder luchar contra la deflación. Uno de los puntos a los que tendrá que prestar atención Bernanke. Los últimos índices de precios, tanto de consumo como de productor, muestran que el estancamiento en la subida de precios está más que presente en la economía del otro lado del Atlántico. Un riesgo que el mercado no descarta y que, a pesar de que no se esperan cambios significativos, podría provocar una reacción inmediata en el mercado en caso de que haya alguna novedad al respecto.
Tan importante es la decisión sobre el precio del dinero como el anuncio que hagan sobre la tendencia de activos en balance. En su última reunión, el Banco Central reimpulsó sus políticas cuantitativas anunciando que destinaría el dinero procedente del vencimiento de otros títulos que tienen en su balance para la adquisición de deuda pública en el mercado. Una medida con la que pretende reactivar el crecimiento mediante la inyección del liquidez en el sistema y manteniendo bajos costes de financiación. En parte la FED buscaría obligar a los inversores a buscar otro tipo de activos para tener un impacto en un ampligo rango de tasas. La caída en los costes de los préstamos en Estados Unidos podría etsimular la compra y construcción de viviendas, la inversión empresarial y, por último, la contratación de trabajadores.
Lo que permite pensar en que la FED podría retomar sus compras relacionadas con hipotecas para ayudar más directamente al mercado inmobiliario. Pero ¿es solución ampliar la compra a otros activos, como los hipotecarios? José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney reconoce que “aunque el organismo siga comprando activos, no es más que un paliativo que no va destinado a la creación de empleo”. Una operación que daría la impresión de que la situación económica es tan frágil que requiere un respaldo más firme, lo que socavaría la escasa confianza que todavía queda entre los inversores. De ahí que este experto aboge por reformar el auténtico rescoldo de la crisis, el sector financiero. Ese, sin embargo no parece que sea competencia de Bernanke. La “suerte” está echada.

