- Estamos en plena temporada de resultados ¿Cuál cree que son las claves a tener en cuenta desde el punto de vista del inversor o accionista cuando recibe este tipo de información

Lo primero que hay que tener claro es que hay multitud de variables que influyen no sólo en los resultados de una compañía, sino en cómo interpreta el mercado esos resultados. Por hacer dos grandes sacos, uno sería las variables macroeconómicas, el entorno macroeconómico y todas las variables asociadas a los tipos de interés, incertidumbres de tipo geopolítico. Todo lo que rodea a todas las empresas. Por otro lado aspectos únicos y específicos de esa empresa en concreto. Ponderar estos dos sacos es complicado. No es fácil asignar un peso a un factor macro o a un factor micro de la empresa.

- Muchas veces observamos en el mercado cómo resultados que en teoría no son muy buenos son interpretados de una manera muy positiva y también al contrario ¿A qué se debe?

Esto ocurre y precisamente tiene que ver con esas dos patas o sacos que mencionábamos anteriormente. Una empresa puede publicar unos resultados que son buenos desde el punto de vista de la previsión de los analistas y sin embargo pueden quedar deslucidos porque ese día el mercado está interpretando otras variables macro más pesimistas. Y al revés, una empresa que presenta unos resultados relativamente modestos puede verse acompañada de una alegría que haya en el mercado a nivel macro y quedar mejor vestida. El entorno siempre está ahí y no podemos evitarlo.

- ¿Cómo podría un inversor minorista afinar en este tipo de cuestiones?

Como lo que nos queda es analizar o escudriñar la parte micro de la empresa, que es un aspecto aunque no el único, sería considerar los ratios. Desde Instituto BME formamos a una gran cantidad de personas sobre ratios: de solvencia, bursátiles y les damos herramientas. Cada ratio es distinto y habla de una particularidad de una empresa.  Puede ser el PER, un ratio de solvencia… Pero la clave aquí es poner las ratios en contexto.

- ¿Cómo se pueden poner en contexto estos ratios?

Uno aprender por comparación. Por un lado habría que poner en contexto estos ratios con el contexto histórico, es decir, una comparación histórica de la propia compañía y cómo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, y otra comparación sería tomar ese ratio, por ejemplo el PER, con otras empresas que se dedican a la misma actividad económica, del mismo sector. Esta doble comparación nos haría tener una radiografía más precisa de lo que es la compañía.

- ¿Qué más aspectos habría que considerar en la interpretación de los resultados empresariales?

Un aspecto a menudo olvidado es que cuando parece que cuando una empresa presenta resultados habla de su pasado o de lo obtenido hasta ese momento. En este sentido la verdad es que también se descuentan expectativas. En este sentido el guidance de ingresos, gastos o su política de dividendos es fundamental saberlo. La empresa normalmente da ciertos datos o pistas de por dónde va a ir este guidance, que sería algo así como la columna vertebral de la empresa. Por mucho que una empresa evolucione o se transforme de una forma más o menos drástica, hay una columna vertebral que la hace única y distinta a otras empresas que tienen su propia columna vertebral.

En este sentido el guidance de ingresos y gastos, en definitiva de beneficios, o de los propios dividendos, es algo fundamental a tener en cuenta. Otra cosa es que la realidad cumpla con esas previsiones o no.  Lo que depara a cada empresa es imprevisible.

- Ahora que está tan de moda la inversión ISR ¿qué importancia tiene la información no financiera de una compañía?

Es muy importante, no todo son números y ratios o un fichero de Excel donde uno trabaja todos estos datos. Hay variables cualitativas que es precisamente esta información no financiera, que habla de políticas sociales, éticas, de medio ambiente, y que cada vez tiene más importancia en la toma de decisiones de los accionistas. Por un lado es la imagen de transparencia y confianza que se vuelca en el público, y el público son los clientes de esa empresa y por otro lado los accionistas, que reflejan su opinión a través del precio del mercado.