El acuerdo del Eurogrupo sobre el (i) desbloqueo de las ayudas a Grecia y (ii) las medidas encaminadas a mejorar sostenibilidad de la deuda pública, unido a la reducción de la incertidumbre respecto a la recapitalización bancaria en España, han relajado la presión sobre la divisa europea en la medida que se reduce la aparición de un evento de riesgo que pueda comprometer la estabilidad del conjunto del Área euro. En este contexto, el euro ha vuelto a situar su cotización muy cerca de la cota de 1,30 (+2,4% desde el mínimo registrado el 13 de noviembre en 1,2696).

A pesar de la evolución reciente, y desde mi punto de vista, en el medio plazo el riesgo de asistir a una renovada debilidad de la divisa europea sigue siendo importante, destacando como ejes a tener en cuenta los siguientes:

1. Desde la perspectiva del BCE: potenciales rebajas de tipos de interés de la autoridad monetaria europea como consecuencia de una intensa propagación de la debilidad de las economías periféricas al núcleo duro del Área euro formado por Alemania y Francia.

2. Desde la perspectiva institucional: la incertidumbre que gira en torno a la capacidad de cumplimiento de los Gobiernos de países en dificultades con los compromisos pactados y se logre avanzar en la reducción de sus vulnerabilidades.

3. Desde la perspectiva de EEUU: la falta de acuerdo entre los partidos políticos respecto al plan de ajuste fiscal podría provocar una desaceleración más acusada de lo esperado de la economía estadounidense, con implicaciones negativas sobre el resto de economías del mundo y, principalmente, las emergentes. Aunque, divisas refugio como el dólar, el franco suizo o el yen japonés podrían beneficiarse de esta situación en un primer momento, potenciales nuevas medidas de expansión de balance por parte de la Reserva Federal podrían ser, de nuevo, depreciadotas para el dólar.

A pesar de que en el corto plazo la apreciación del euro podría continuar hacia niveles de 1,31 (niveles próximos de resistencia en el cruce se sitúan en 1,3023 y 1,3163), por fundamentos económicos la visión de medio plazo sigue siendo pro-dólar, por lo que mi recomendación sigue siendo la de mantener una adecuada diversificación en las carteras, no sólo por tipología de activo, sino también por divisa, lo que implica que al menos un 20% de la cartera debería estar invertida en activos denominados en divisa dólar.

Tipo de cambio Dólar Estadounidense/Euro




Fuente: BCE