El efecto palanca suele darse en periodos de crisis y en periodos de bonanza. Cuando la situación económica es favorable, el efecto palanca contribuye al mayor endeudamiento en hogares, familias y empresas y la palanca actúa a favor del crédito, la inversión y el consumo. Cuando, por diversas circunstancias, la palanca se invierte por efecto de una crisis, se origina una palanca inversa o desapalancamiento y ello es producido porque no se puede soportar el peso de la deuda provocada por el periodo expansivo del crédito entre otras cuestiones , produciéndose el efecto contrario. La crisis obliga a reducir endeudamientos, baja el consumo las familias y empresas no pueden comprar ni invertir , las empresas no pueden tampoco vender , al tiempo que los bancos no les dan crédito, produciendo una retroalimentación que provoca una severa reducción de créditos que mete al sistema en una rotonda de difícil salida si no se actúa con elementos externos al sistema .
Cuando la palanca financiera es positiva, como hemos indicado, se facilita el consumo y por ende el crecimiento. Esto en parte puede representar en el PIB cerca del 75% aprox. consecuentemente el endeudamiento financiero, en esta época de euforia y de creación de dinero ficticio, aumenta considerablemente apareciendo instrumentos financieros de nueva planta que generan ingentes cantidades de dinero sin base real haciendo del crecimiento una montaña rusa.
Porque no olvidemos que el crecimiento solo puede venir de una manera sostenida y equilibrada.-En otras ocasiones si la crisis ha estado concentrada en una zona geográfica concreta, el resto del mundo con su crecimiento solapa esta situación canalizando recursos , pero cuando esta se generaliza la situación aflora con todas sus consecuencias negativas, recalentada por que los instrumentos financieros ficticios creados por la gran banca internacional que se han recolocado por todo el mundo como aldea global.
Este fuerte desapalancamiento, unido a la crisis, está produciendo una sequia del crédito que a su vez impide la regeneración del tejido industrial. Como hemos repetido muchas veces sin crédito no hay recuperación y las cantidades de dinero que insuflan los bancos centrales no son suficientes para solucionar esta situación . El crecimiento no es una cosa que se soluciona ficticiamente con la creación de dinero, todos estaríamos de acuerdo que el sistema financiero no puede estar sujeto a sus endebles regulaciones, se debe regular rigurosamente para que no se puedan permitir mas esta contabilidad virtuosa e imaginativa que antes y ahora aplican en sus cuentas las entidades financieras, por que debemos darnos cuenta que al final pagamos todos “ unos más que otros .”
La crisis provoca también problemas colaterales muy importantes a futuro y son la propia financiación natural del sistema mediante cedulas hipotecarias o titulizaciones de las propias operaciones bien concedidas y solventes.-Este problema que se está incubando en la actualidad está engendrando un problema que pude ser muy grave en pocos años-El desapalancamiento está produciendo que no se conceden hipotecas en la banca por que evidentemente no hay ningún tipo de crédito, pero un instrumento derivado de estas hipotecas son las cedulas hipotecarias o titulizaciones que sirven para captar dinero del mercado por la banca está decayendo de una manera alarmante producto de la situación, si no hay hipotecas no hay cedulas y si no hay cedulas la financiación en unos años puede verse seriamente comprometía. Los datos de la Asociación Hipotecaria Española indicaban que en 2012 había en España 440.000 millones de euros en cédulas hipotecaria cuyo vencimiento máximo era de siete años, si no hay hipotecas nuevas el desapalancamiento reducirá esta forma de financiación y los problemas serán muy superiores a los actuales.
Estamos pues en una situación que, de no reactivarse el crédito, no se reactivará esta parcela de financiación y consecuentemente tampoco se restablecerá este instrumento. Por otra parte, tampoco las nuevas medidas para el mercado hipotecario no parecen ir en el sentido adecuado para dar una solución a este problema, los nuevos límites de cuarenta años de tiempo máximo hipotecario tampoco benefician este mercado al sobrecargar en este reducido periodo de garantía la operación hipotecaria.
Restablezcamos los cauces y el sentido común que parece se han olvidado en las instituciones financieras.
Rafael Montava Molina
Consultor financiero empresarial
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