Una parte significativa del mismo obedece al impacto transitorio de algunas medidas impositivas (subida del IVA y del impuesto sobre el tabaco) y de alzas de determinados precios regulados (gas y electricidad). Por ello, estima que la inflación acabará el año en el 1,7%, lejos del 3% en que se situó en diciembre de 2010, a pesar de que prevé que repunte hasta el 3,5% en febrero para ir después desacelerándose progresivamente a lo largo de 2011.