Una posible fuente de financiamiento es el fondo de US$700.000 millones del Departamento del Tesoro establecido para rescatar al sector financiero. Del primer tramos de US$350.000 millones, sólo alrededor de US$15.000 millones no están ya comprometidos, de manera que el Gobierno de Bush podría verse obligado a solicitar la segunda mitad para cubrir las necesidades de las automotrices, señalaron personas cercanas a la situación.
Es probable que eso obligue al Gobierno a delinear sus planes para una serie de otras necesidades, incluida la prevención de ejecuciones hipotecarias para propietarios de viviendas en problemas y posiblemente asistencia para Gobiernos estatales y locales. Eso podría provocar una nueva confrontación con los legisladores, quienes están cada vez más divididos sobre rescates a sectores. Los Republicanos en el Senado bloquearon el propuesto rescate financiero para las automotrices la semana pasada.
Las dificultades ponen de manifiesto cómo es que la desaceleración financiera y económica está obligando a la Casa Blanca a tomar importantes decisiones de política hasta casi el fin de su periodo.
Ante las sombrías perspectivas para las automotrices de Detroit en el corto plazo debido al colapso en la demanda por vehículos, el Gobierno de Bush se apresura para determinar el alcance de los problemas financieros de las empresas.
A fines de la semana pasada, algunos funcionarios pensaban que el Gobierno podría ser capaz de otorgar apenas US$8.000 millones para organizar a las compañías hasta el próximo año. El domingo, una persona cercana a la situación dijo que las necesidades colectivas de las compañías podían ubicarse entre US$10.000 millones y más de US$30.000 millones. El Gobierno pasó el fin de semana analizando los libros de las automotrices para evaluar sus necesidades financieras.
La fuente señaló que el proceso de toma de decisión podría durar varios días más.
Además, el Gobierno de Bush también considerar si, y cómo, intentar obtener concesiones de parte de los afectados, incluidos los trabajadores en las fábricas, los concesionarios y los tenedores de deuda de las empresas. Sin dichas concesiones, es probable que las compañías necesiten inyecciones de efectivo durante bastante tiempo, dicen los críticos en el Congreso.

