Caja Mediterráneo dijo que el plan podría costar unos 200 millones de euros, de los cuales 143 ya fueron dotados el año pasado. Afectará a 973 empleados, de los cuales 853 podrán acceder a la prejubilación y el resto al sistema de bajas incentivadas.
 
Además la compañía tiene previsto continuar con la reestructuración de su red. En este sentido la entidad pretende cerrar 107 oficinas tras reducir el número de sucursales en los últimos 15 meses en 213 hasta las 948 oficinas.