La dirección de CaixaBank ha presentado a la representación legal de los trabajadores una nueva propuesta de compensaciones para los empleados que dejen la entidad en el marco del plan de reestructuración que supondrá 6.950 salidas, al tiempo que ha retirado el límite del 60% de adscripción voluntaria al plan por parte del colectivo de mayores de 50 años.
La nueva propuesta, que incrementa las compensaciones para todos los grupos de edad, ha sido planteada un día antes de que finalice el periodo de negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que coincide con una jornada para la que los sindicatos de CaixaBank han convocado huelga general.
Según informaron fuentes de la compañía, la iniciativa presentada, cuyo acuerdo entre ambas partes debe cerrarse el próximo martes, simplifica la definición de colectivos por edades y unifica las condiciones para todos los mayores de 54 años. Asimismo, rebaja a seis años la antigüedad requerida a empleados a partir de 52 años para acceder a la indemnización planteada para su franja de edad, según recoge Europapress.
La agencia añade que a los empleados entre 54 y 63 años el banco ofrece un pago fraccionado del 57% del salario fijo anual, manteniendo el 100% de las aportaciones de ahorro al plan de pensiones de la empresa y la póliza privada de asistencia sanitaria, con abonos del convenio especial con la Seguridad Social hasta cumplir los 63 años con el objetivo de salvar el ERE y llevar a buen puerto la reestructuración del banco. Además, junto con la antigüedad que se requiere se ha instaurado un máximo de 1.500 adhesiones para empleados de 54 y 55 años.
Otro de los focos de la negociación, tal y como apunta la agencia, se encuentra en la propuesta de modificación de condiciones laborales, la dirección de CaixaBank ha propuesto modificar las coberturas de riesgo del plan de pensiones de los empleados, pasando de una fórmula de rentas a una de capitales, e incrementar un 1% las aportaciones de jubilación de la entidad al plan de pensiones, tanto para los empleados provenientes de CaixaBank como para el colectivo procedente de Bankia cuando se reduzcan sus capitales de cobertura de riesgos.
El objetivo es reducir el impacto derivado de la fusión de Bankia y CaixaBank que ha llevado consigo ajustes económicos y laborales para adaptarse a un sector bancario totalmente condicionado por la crisis sanitaria actual. Si no se llegase a un acuerdo, el banco podría aplicar unilateralmente las medidas que estimase, que no necesariamente deben coincidir con esta iniciativa.