España sería la clara vencedora en una comparativa contra Estados Unidos: nuestra deuda es irrisoria frente al coloso, aunque eso sí, sólo en lo que a deuda pública hacia el exterior se refiere. Actualmente, la deuda exterior neta de nuestro país está cerca de colocarse por encima de los 975.000 millones de euros. Lo que dividido concede a cada español de a pie una losa de 21.149 euros, según un contador de deuda pública exterior basado en el índice Defcon (que mide el riesgo de quiebra de España). La cosa empeora cuando hablamos de personas que pagan impuestos y no tiene visas de mejora a corto plazo con un número de parados en el entorno de los cinco millones y una tasa que no bajará del 20%, al menos, en el próximo bienio. Traducido quiere decir que cada trabajador soporta más de 55.700 euros de deuda pública nacional hacia el exterior sin contar la propia o la deuda privada. Dramático de forma aislada, aunque ya se sabe que mal de muchos…


El paradigma del respeto lo ostenta Estados Unidos.
Con una deuda externa de 14,9 billones de euros mantiene su liderazgo económico frente a una destartalada Europa, según el denominado 'Reloj de Deuda de Estados Unidos.org'. Cifras astronómicas que no sorprenden a tener del gasto actual de su principal organismo económico, la Reserva Federal, que asciende a más de 3,6 billones de euros. La imprenta de papel es lo que tiene. Demasiada tinta.

Sobre la cabeza de cada estadounidense recae, en este caso, un peso superior a los 47.000 dólares, que asciende por encima de los 133.000 dólares en caso de los denominados ‘taxpayer’. Lo curioso es que no sucede nada, no hay quien tosa a este gigante a pesar de que los números rojos apremian y es que poder producir tu propio dinero ayuda y mucho en tiempos en los que el grifo del crédito no fluye con demasiada frecuencia.

Pero, ¿a quién debemos dinero los españoles? La respuesta es cercana: Francia es el principal tenedor de deuda pública nacional, seguido de una amalgama de países que pueden englobarse bajo el epígrafe de Asia, Estados Unidos y África. Entre estos dos primeros grupos se reparten algo más de la mitad del pastel. La otra parte se queda en casa con el grupo de países bajo las siglas del Benelux a la cabeza, seguidos de Alemania e Italia, en el entorno del 6% sobre el total.


‘Italia no es Grecia’
Tranquilidad. Es algo que ya se sabe. Ahora los italianos comienzan a hablar de ‘injusticia’ y tiempo al tiempo que lo mismo más pronto que tarde empieza a oírse por las esquinas españolas.

Italia se encuentra al borde del abismo o, más bien, en zona de rescate. Su prima de riesgo saborea las mieles de los 570 puntos básicos habiendo traspasado ya el lugar en el que otros países de su entorno acudieron a Europa a pedir ayuda. Grecia fue el país más precoz en solicitar ayuda –lo hizo cuando su riesgo país llegó a los 500 enteros-, hoy resulta irrisorio al ver una prima de riesgo en la estratosfera: 2.600 puntos básicos y con pocas visas de mejora.

El siguiente en reclamar el salvavidas fue Irlanda. Hace hoy un año su prima de riesgo se colocaba en los 544 pb en el momento de tocar la campana de ayuda. Y el último en discordia, nuestros vecinos lusos, Portugal cuyo riesgo país se situó en los 517 puntos básicos cuando la Troika acudió en su ayuda. Hoy roza el millar.

A pesar de todo, quizás el país transalpino ha jugado sus cartas mejor que sus coetáneos. Si bien es cierto que la deuda pública italiana alcanza los 1,8 billones de euros, su exposición al exterior es inferior a otros países de la eurozona. Se encuentra en la propia Roma con lo que está menos sujeta a la especulación de los mercados. Su exposición al exterior alcanza el 24% del PIB, ligeramente superior a la media de la eurozona –en el 13%, pero nada que ver con la española, por ejemplo, que se coloca en el 89% de su riqueza. Países ya rescatados como nuestros vecinos lusos cuentan con una exposición del 107% sobre PIB, hasta el 96% llega Atenas e Irlanda se coloca algo por debajo en los 96 puntos porcentuales.

En base a estos datos, si bien es cierto que la caída de Italia podría tener unas repercusiones imposibles de calcular (la deuda griega es de 300.000 millones de euros), el hecho de que mayoritariamente sus deudas se queden en casa le hace menos susceptibles a los vaivenes de los especuladores. Aún así, la última subasta italiana este mismo lunes se saldó con rentabilidades exigidas por encima del 6% y el bono a diez años se coloca ya en el 7,07%.


Deuda española: huída de los bancos frente a las SICAVs
De los errores hay quien aprende y los bancos españoles han sacado una lección de lo sucedido con la deuda pública griega: un país en quiebra no tiene por qué pagar la deuda que debe. Y es que los bancos alemanes han visto como la mitad de su dinero se esfumaba tras la aprobación por parte de Bruselas de una quita para Grecia del 50%, es decir, estas entidades tan sólo cobrarán la mitad de los 9.900 millones de euros prestados al país heleno cuando venzan los bonos y obligaciones. Idem para la banca gala con 7.300 millones en sus carteras de deuda ateniense.

Según datos de la AEB (Asociación Española de la Banca), tan sólo cuatro entidades españolas -Banco Santander, BBVA, Bankia y La Caixa- se han deshecho de 70.000 millones de deuda soberana con el objetivo de alcanzar las nuevas exigencias propuestas por Europa, entre otras, un core capital del 9% de cara a los próximos stress test. A comienzos de año, el conjunto de la banca nacional acogía en sus carteras algo más de 222.000 millones de euros.

El caso contrario es el que se da en las grandes fortunas que en el último trimestre han visto incrementar sus portfolios en renta fija frente a la reducción en variable. Parece que la búsqueda de refugio prima. De un informe elaborado por Morningstar se deduce que frente al aumento del 11% que han experimentado las SICAVs dentro de deuda española, han abandonado en algo más de un 3% los mercados más volátiles. No parecen tiempos para mantenerse al descubierto y menos para aquellos que tienen mucho que perder. En lo que va de año, las SICAVs han invertido 15.147 millones de euros en deuda nacional, bien sea pública o privada, y es que para algunos la losa de las deudas es un peso sutilmente más liviano.