En pie de guerra para reconocer lo que considera sus derechos. Así sigue peleando Berkeley tanto dentro como fuera del mercado. La compañía australiana sabe que cualquier noticia positiva o no negativa, ya llegados a este punto, que se vierta sobre la continuación de su proyecto es reflejada en la cotización del valor, y no está dispuesta a que, sin nada sólido sobre la mesa, le siga afectando.
Sigue esperando, en un proceso que sin duda se está demorando muchos más meses de lo previsto, recuerden que el informe del Consejo de Seguridad Nuclear se esperaba para noviembre pasado, y todavía no ha llegado. Ese informe imprescindible para que el gobierno y en concreto el ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera de o no luz verde al proyecto minero.
De todos es sabido que ese retraso tiene que ver y mucho con la oposición de PSOE y Unidas Podemos, los dos partidos en el ejecutivo español, a la apertura de la mina, incluso con las denuncias ante los tribunales de Podemos en el ámbito concreto del entorno donde se realiza el proyecto, en Retortillo, Salamanca.
Pero la ley ya está en marcha y aquí comienzan las discrepancias abiertas sobre la interpretación de la primera ley climática que se pone en marcha en nuestro país con respecto a este proyecto. Desde Berkeley señalan que nada que emane de la nueva normativa impide la construcción de la mina, ni cercena sus derechos adquiridos y avalados por los organismos públicos, incluido en las autorizaciones previas el CSN.
En su gráfica de cotización vemos que el valor marcaba cinco sesiones casi en tablas, con una ligera tendencia bajista, pero que en el día de la aprobación de la ley, las alegaciones de Berkeley se saldaban con avances superiores al 1,66%. Vuelve a refrendar que la ley no afecta a sus planes.
Para ello alega que la enmienda que consta en el artículo 10, presentada el 25 de febrero, no ha presentado cambios en su trámite parlamentario. En ella se establece que no serán aceptadas nuevas concesiones de exploración de materiales radioactivos a partir de la nueva ley y que las concesiones existentes o sus solicitudes continuarán su trámite con normalidad en base en la legislación.
En esto se apoya la minera australiana para señalar, que como su petición ya ha sido procesada, la nueva ley no influye para nada en ella. En su gráfica de cotización vemos como el valor, ante el temor de los inversores a un revés por la normativa, sigue perdiendo por encima de un 10% en lo que llevamos de mes. Además su senda negativa, desde que comenzara el año bursátil el pasado 4 de enero, alcanza un 6,3%.
Berkeley pone en valor por tanto, aunque en el mercado se mantiene la cautela a la espera de los pronunciamientos oficiales, su licencia minera válida con vigencia de 30 años, así como los derechos legales, válidos y consolidados para la investigación y explotación de sus proyectos mineros, anteriores a la Ley climática.
La compañía minera, según muestran los indicadores técnicos premium de Estrategias de Inversión marca una nota revisada claramente a la baja en tres puntos y en modo rebote, que apenas alcanza los 2,5 puntos de los 5,5 de puntuación total. Con tendencia bajista a medio y largo plazo, momento total rápido negativo, volumen de negocio a medio plazo decreciente para el valor y volatilidad a largo plazo creciente. Entre lo mejor, destaca el positivo momento total lento, el volumen de negocio a largo plazo que es creciente y el decreciente rango de amplitud a medio plazo para Berkeley.
