Se acerca el final de año, un año que ha sido indudablemente positivo para las bolsas, pero que podría terminar con sustos. Los que están en boca de todos en el mercado son el tapering de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos y los tipos de interés para los depósitos del Banco Central Europeo (BCE) en negativo. El primero sobrevuela las bolsas desde mediados de año, cuando el todavía presidente de la Fed, Ben Bernanke, mencionó por primera vez un posible calendario para la estrategia de salida de las políticas de estímulo; y el segundo, es casi una constante en cada reunión ordinaria del BCE desde hace meses y pregunta obligada a cualquier miembro de la autoridad monetaria del Viejo Continente.

Que el tapering asusta no es ninguna novedad. La reacción de las bolsas al anuncio de Bernanke en mayo fue inmediata y clara: los inversores tienen miedo a que los mercados no sepan funcionar sin el dinero barato de la Fed. Ayer, lo volvieron a demostrar. Cuando se conoció anoche el contenido de las actas de la última reunión de la Fed, los índices de Wall Street se giraron a la baja al leer este extracto: “Durante las discusiones generales de la estrategia política, los participantes generalmente esperaran que los datos puedan ser consistentes con la previsión del Comité de una mejoría en el mercado laboral, lo que justificaría recortar el ritmo de compras de activos en los próximos meses”.

Michael Hewson, analista jefe de CMC Markets en Reino Unido, relaja la tensión en declaraciones a The Guardian: “Si hubiera que medir la posibilidad del tapering mediante la reacción de anoche en el mercado, sería razonable pensar que los mercados consideran que tiene potencial un inicio de la retirada de estímulos el mes que viene”. A este experto le pareció que las actas no pasaron precisamente desapercibidas y, por tanto, concluye que “los mercados están preocupados”. Jim Reid, estratega de Deutsche Bank, apunta en la misma dirección en Bloomberg: “Estas actas son quizá menos acomodaticias, por lo que es difícil descartar el tapering en diciembre”. De momento, el consenso de mercado se decanta porque el tapering no comience hasta marzo. En cualquier caso, Reid advierte: “Un inicio de la retirada de estímulos a finales de año podría ser negativo para los mercados, porque no hay datos lo suficientemente fuertes para calmar la tensión que supone que el apoyo externo tenga que ser sustituido por el crecimiento orgánico de la economía”.

En UBS, el economista Sam Coffin reconoce que las actas le “sonaron a que el tapering está cerca”, y Brian Jacobsen, estratega jefe de Wells Fargo, opina que lo único que han hecho las actas de la Fed es demostrar que las posiciones en el seno del banco central divergen, lo que provoca indecisión entre los inversores, que atisban una perspectiva algo turbia en cuanto a las decisiones de la Fed: “Se posicionan casi en todas las opciones posibles que podrían llevar a cabo”. El resultado de estas actas será, según Jawaid Afsar, trader de SecurEquity, en Reuters, que la consolidación “continuará hasta la próxima reunión de la Fed”, que será los días 17 y 18 de diciembre. De momento, a media sesión, así es: Europa cae de media un 0,2%, con el Ibex 35 plano en los 9.554 puntos.

De vuelta a esta orilla del Atlántico, el tema “de moda” es si el BCE decidirá rebajar los tipos sobre los depósitos bancarios a niveles negativos. En este momento, tanto la Fed como el BCE mantienen estos depósitos en positivo, es decir, los bancos que “aparcan” sus reservas en las entidades centrales perciben intereses, en el caso de Europa del 0,1% y en Estados Unidos un 0,25%. Es como un depósito con reducida rentabilidad. La autoridad monetaria del Viejo Continente podría empezar a “cobrar” a los bancos por depositar su dinero en sus arcas con el objetivo de hacer más atractivo para ellas prestar que guardar. Esta sería una medida excepcional por parte del BCE destinada a estimular el crédito y, con él, la economía de la región.

“El mensaje que quiere lanzar el BCE con claridad es que está intentando impulsar la economía de forma seria, e instando a las entidades financieras a que hagan algo con su dinero más allá de depositarlo a la espera de ganar un pequeño interés” explica en Market Wacth Jim Sarni, gestor de Payden & Rygel. Millan Mulraine, director de análisis y estrategia de TD Securities, advierte: “La experiencia del BCE de reducir este interés a casi cero y del banco central de Suecia de imponer en 2012 un coste de 20 puntos básicos a sus entidades por depositar sus reservas han fallado en su intento de desincentivar a los bancos a 'aparcar' su dinero y prestarlo”.

María Gómez