Tras las compras registradas ayer gracias a las Actas de la Reserva Federal (Fed), que mostraron que el banco central americano no había adelantado sus planes para endurecer la política monetaria, los futuros americanos cotizan ahora con ventas del 0,85% de media, contagiados por los decepcionantes datos de China y la Zona Euro y con la excusa del desplome en las acciones del Banco Espírito Santo (BES), que recuerda a los rescates de la crisis financiera.

“Que el Dow no podía mantenerse ayer por encima de los 17.000 puntos ni el S&P 500 romper los 2.000 puntos puede ser interpretado por algunos inversores como que no estamos preparados aún para el próximo tramo alcista, por lo que, por el momento, vamos a ver una recogida de beneficios cerca de estos niveles”, han comentado hoy los expertos de Alpari UK.

Parte de este aumento en la aversión de riesgo viene del plano macro. En primer lugar, se han conocido los decepcionantes datos de comercio de China. En concreto, el crecimiento en las exportaciones o las importaciones no ha alcanzado las previsiones del crecimiento. La Zona Euro también sigue mostrando una preocupante debilidad. La producción industrial de Francia e Italia ha registrado un descenso significativo, frente a las expectativas de una ligera subida. “Estos datos confirman que los riesgos a nuestras previsiones de crecimiento en el PIB de la Zona Euro para el segundo trimestre (0,3%) y 2014 (1,1%) son bajistas”, señalan los expertos de Berenberg.

Tampoco ha ayudado a los nervios el desplome en las acciones de Banco Espírito Santo (BES). Este recuerdo de la época de los rescates bancarios (el prestamista luso no ha recibido dinero público) es la excusa perfecta para una sana corrección tras las alzas de los últimos meses.

En este contexto, poco caso se ha hecho al dato de desempleo, mejor de lo esperado, al otro lado del Atlántico. Las peticiones iniciales de paro se han situado en 304.000, por debajo de la lectura anterior de 315.000 y de la previsión del consenso de 316.000. No obstante, los futuros americanos no cambiaron lo más mínimo tras la publicación.

Jason Martin