“El empeoramiento de las perspectivas de inflación a medio plazo podría justificar un programa de compra de activos de base más amplia (QE al estilo de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed)”, acaba de declarar el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en un discurso sobre cómo debe ser la comunicación de la política monetaria en tiempos complejos.
De nuevo ha descartado que el tipo de cambio del euro sea objetivo del BCE, pero sí ha matizado que una revalorización de la moneda única podría implica restricciones monetarias, contra las que luchará la entidad mediante medidas específicas si fuera necesario. El clásico “haremos todo lo necesario” o el “estamos preparados en caso de que sea necesario”.
Draghi ha asegurado que la crisis "nos ha hecho reafirmar el mandato del BCE", en respuesta a las numerosas críticas recibidas, pero ha reconocido que en tiempos de crisis se hace más complejo entender la función del banco central: “Debemos explicar nuestra política futura y clarificar nuestras funciones”.
M.G.