¿Qué le pasa a un índice de renta variable cuando un número récord de compañías recompran también un número récord de sus propias acciones a los inversores? se preguntan desde el blog Political Calculations. Una cuestión “relevante”, según sus palabras, ya que en 2013 fue lo que pasó. E importante es también la siguiente pregunta: ¿cuántos precios se han visto impulsados por la reducción de títulos en el mercado y cuál ha sido el efecto de estas operaciones en las herramientas estándar que los inversores emplean para evaluar el comportamiento de una empresa?
Antes de responder estas “dudas”, estos expertos se hacen eco de la definición que da Investopedia al “fenómeno” de la recompra de acciones: “Es un programa bajo el cual una empresa compra sus propias acciones en el mercado reduciendo así el número de títulos en circulación. Este movimiento suele indicar que la directiva de una corporación cree que sus acciones están infravaloradas. Una compañía puede adquirir títulos directamente en el mercado u ofrecer al accionista la posibilidad de comprárselas a un precio fijo”.
Con esto en mente, The Harvard Business Review describe cómo este tipo de operaciones pueden afectar al valor de una sociedad: en primer lugar, “el anuncio de la misma, sus términos y la forma en que se produce transmiten una señal sobre las perspectivas y los planes del propio grupo, a pesar de que la ejecutiva nunca reconoce este extremo. En segundo lugar, cuando es financiada mediante una emisión de deuda, una recompra de acciones puede cambiar de forma significativa la estructura de capital, aumentando la dependencia del pasivo y reduciéndola del mercado”.
Para los inversores, continúa recopilando Political Calculations, el “impacto medio de las recompras de acciones debe ser medido en las ganancias por título. Chad Fraser, de Investing Daily, lo explica de la siguiente manera: 'Las empresas tienen dos grandes maneras de devolver dinero a sus inversores, mediante dividendos o recompras de acciones (…) bajo este tipo de programas, una empresa adquiere un cierto número de títulos propios, ya sea en el mercado abierto o a sus propios accionistas por lo general con una pequeña prima sobre el precio del mercado. A continuación, cancela los títulos adquiridos, reduciendo el capital pendiente de pago y dando a cada accionista una mayor porción de la sociedad. Asimismo, se incrementa el beneficio por acción (BPA), porque los ingresos totales se reparten entre menos títulos, y se tiende a aumentar el valor de las acciones restantes'”.
Es este último efecto, para Political Calculations, multiplicado por docenas de grandes compañías el que tiene potencial para afectar a los grandes selectivos bursátiles, como el Dow Jones o el S&YP 500. En cualquier caso, estos analistas llegan a la siguiente conclusión y es que el impacto de las recompras de acciones “depende del índice”, ni más ni menos. Así, recogen, por ejemplo, la opinión de Howard Silverblatt, de S&P: “Las recompras de acciones no aumentan el BPA del S&P 500, en el Dow Jones... la historia es otra”, y es que la metodología de ponderación del primer índice “se ajusta por acciones, así que las recompras se reflejan en los cálculos”, mientras que en el caso del segundo sucede todo lo contrario”.
En conclusión: “un selectivo ponderado por precios, como el Dow Jones, se verá afectado por las recompras de acciones de sus 30 miembros; pero un índice ponderado por capitalización de mercado, como el S&P 500, no experimentará el mismo impacto, debido a la distinta forma en la que están construidos”.
Instructivo comentario el de Political Calculations para una jornada “en rojo” en Europa: la renta variable del Viejo Continente cotiza con pérdidas del 0,65% de media, tras unos datos manufactueros de China a Alemania peores de lo esperado y con la vista puesta en las renovadas tensiones en Ucrania. En concreto, el Ibex 35 se deja un 1,02%, hasta los 9.950,60 puntos y, una vez más, vuelve a dejar atrás el nivel psicológico de los 10.000 puntos.
Sara Carbonell