La Reserva Federal de Estados Unidos vuelve a poner nerviosos a los inversores globales en general y a los norteamericanos en particular. Y es que en Wall Street comienzan a surgir las grandes dudas sobre cómo la Fed sigue buscando, en plan Sherlock Holmes, todos y cada uno de los pormenores que le hagan refrendar un enfriamiento de la inflación.
De momento, los precios bajan sí, pero no lo suficiente, por lo que Jerome Powell y los gobernadores de los bancos centrales federales siguen indicando que, todavía queda camino por recorrer. En lenguaje del diccionario propio que escribe la Reserva Federal, los tipos, aunque menos, seguirán subiendo.
Y eso pone muy nervioso a un mercado que ya descontaba, con alegría en el caso del NASDAQ 100 y más moderación en el DOW JONES Ind Average que la economía se iba mostrando mejor en este inicio de año, con la esperanza que creían fundada de que la economía pudiera pasar el largo puente de un complicado 2023 sin caer en una recesión. En otras palabras, que el “aterrizaje suave” de la economía podría ser una realidad que animaba a los mercados. Pero ya son muchos los que creen que era más un rally con fecha de caducidad, ante el duro 2022, que un mantenimiento de la tendencia.
En especial, como indican por ejemplo desde Homrich Berg, un gestor de patrimonios con sede en Atlanta, porque los resultados no están ayudando a consolidar una buena llegada a puerto y además, que el rebote está basado en tecnología y consumo, que a su juicio no representa la sostenibilidad del rebote.
Aunque lo cierto es que no todos piensan igual, porque, aunque la sombra de la recesión es alargada, parece que cada vez lo es menos. Es al menos como lo ve Goldman Sachs que ha reducido, de forma significativa, la probabilidad de que la economía de Estados entre en recesión, en especial, mirando al mercado laboral y ante las señales de una mejora de la confianza empresarial, de aquí a 12 meses vista. De hecho, ahora la probabilidad es del 25%. De 1 entre 4 frente al pronóstico anterior que alcanzaba el 35%.
Recordemos que en la última encuesta del The Wall Street Journal la probabilidad de recesion alcanzaba el 65%, lo mismo que en el caso de la encuesta de Bloomberg, mientras que la que realizó Reuters en diciembre alcanzaba el 60% de posibilidades de crecimiento negativo al otro lado del Atlántico. Nada que ver con lo que se piensa en la Casa Blanca, ya que la pasada semana el presidente de EEUU, Joe Biden señalaba que no pensaba que el país entrara en recesión ni este año, ni en 2024 mientras ponía sobre la mesa “desde el momento en que fui elegido, ¿cuántos de los expertos dicen que en los próximos seis meses habrá va a haber una recesión?"
Desde PIMCO, la gestora de bonos americana sigue apostando también por recesión a pesar de los datos económicos que se resisten. En su caso lo que consideran es que la recesión leve se producirá en Estados Unidos, pero ahora prevén que, con algo de retraso frente a lo esperado, en especial por esa sorpresiva fortaleza que sigue mostrando, a pesar de los pesares, el mercado laboral americano.
Al final, casi como siempre, la respuesta para Wall Street, la seguirá teniendo la Fed: si finalmente se producen esas dos subidas más que moderadas hasta mayo en los tipos, o si cambia el guion desde la Reserva Federal con los nuevos datos que vayamos conociendo, en una especie de “Frankensteinflación” renacida y se desvanezca el “aterrizaje suave”. De momento el mercado vuelve a la extrema precaución con ojo avizor a todo lo que se mueva en torno a la inflación y las declaraciones de los miembros de la Fed.