Los analistas aseguran que el default no tendría que producirse el mismo día 18, ya que al Tesoro aun le quedarían 30.000 millones de dólares. En Citi, por ejemplo consideran que se podrían quedar sin dinero a partir del día 24 de octubre, con lo que “in extremis”, el acuerdo podría alcanzarse el día de antes.
Desde ese momento, el Tesoro podría realizar emisiones para refinanciar bonos que venzan a partir de ese momento, pero nada más. No podrán, sin embargo, emitir títulos para pagar, por ejemplo, los 67.000 millones de dólares que tendrán que desembolsar el 1 de enero para pagar, por ejemplo, a la seguridad, social el Medicare o los subsidios a los veteranos del ejército, entre otros.
Aunque los expertos de Moodys consideran que es muy difícil que Estados Unidos declare su primer impago –parcial- de deuda, lo cierto es que los inversores ya comienzan a sentir cierto temor. De hecho, la rentabilidad de los bonos que vencen en octubre ya es mucho más elevada que las de emisiones posteriores, lo que evidencia algunos temores. (Ver Informe de Moodys)
También vemos alzas en los Credit Default Swaps (CDS) de Estados Unidos en las últimas fechas
¿Qué ocurriría si esto se produjese?
Los expertos del Departamento del Tesoro afirman que “un default sería catastrófico, congelaría los mercados de crédito, el dólar podría desplomarse, los tipos de interés podrían dispararse y los efectos se extenderían al resto del mundo”. De hecho en esta firma creen que las consecuencias podrían ser iguales o “peores que la crisis del 2008”. (Acceder al documento) Si hay un ejemplo en el que nos podríamos fijar, sería la situación vivida en verano de 2011, cuando la situación era muy parecida a la actual.
Luis Francisco Ruiz, director de análisis de Estrategias de inversión reconoce que es extraña la tranquilidad actual en los mercados pero "sí pensamos que a medida que avance el tiempo la tensión irá creciendo. Un movimiento similar al que tuvimos en AGO11. En aquel entonces, la huida de los activos de riesgo (renta variable y activos cíclicos) se aceleró a medida que se aproximaba la fecha (ver gráfico superior) mientras que la búsqueda de refugio impulso al alza los metales preciosos y la renta fija". (Ver: Comienza la cuenta atrás)
La confianza del consumidor cayó un 22% y la de las empresas un 3%
Por si fuera poco, el rating de la deuda del país se degradó, aumentaron los spreads de crédito y la volatilidad. Unos efectos que tardaron en desvanecerse meses.
¿Se lo puede permitir un país que está apuntalando su recuperación?
Según asegura el Tesoro, no; no puede. Sobre todo porque los efectos financieros no caen sólo en los mercados, ya que casi un 50% de los hogares estadounidenses tienen parte de su riqueza invertida en bolsa directa, o indirectamente.
Además, una caída del precio de los activos y el aumento de los costes de financiación tendrán un efecto incalculable en la caída del consumo que es el que genera el 70% de la economía del país. De hecho, entre el segundo y el tercer trimestre de 2011 la riqueza de los hogares se redujo en 2,4 trillones de dólares.
Esto es lo que espera a la economía estadounidense si no se llega a un acuerdo. Pero los analistas afirman que antes del default el gobierno puede adoptar varias decisiones alternativas. Entre ellas, algunas adoptadas en 2011, como la acuñación de monedas –en aquel momento casi 1 trillón de dólares-. Una cantidad que se pudo conseguir vendiendo parte de las reservas de oro.
Además, la mayor parte de los inversores siguen pensando que si ese default se produce será por un corto periodo de tiempo.