
De izquierda a derecha: Delante: Lorenzo González (DNB AM), Gonzalo Ramón-Borja (Swisscanto AM), Óscar Esteban (Fidelity), Lorenzo Gallardo (Rothschild & Co),
Atrás: Carlos de Andrés (Wisdom Tree) y Silvia Morcillo (Ei)
El balance de 2025 deja una conclusión compartida entre los gestores internacionales reunidos en la mesa redonda: en un año marcado por la incertidumbre política, la geopolítica y el debate constante sobre inflación, tipos e inteligencia artificial, el mayor riesgo para el inversor no ha sido el mercado, sino quedarse al margen. “Si pones toda una lista de titulares, este año podría haber sido un auténtico desastre, pero el mayor riesgo para un inversor habría sido no estar invertido”, resumió Gonzalo Ramón-Borja Alvarez De Toledo, Country Manager de Swisscanto Asset Management International S.A, al hacer balance de un ejercicio que, contra todo pronóstico, ha vuelto a premiar la exposición a activos de riesgo.
Pese al ruido, los mercados han demostrado una resiliencia notable y han permitido capturar rentabilidades en activos que incluso han sorprendido a los propios gestores. Entre los grandes protagonistas del año han destacado las materias primas y, en especial, el oro. “El movimiento tan rápido del oro ha sorprendido”, reconoce Carlos de Andrés, Director de Ventas Iberia de WisdomTree, al explicar el papel del metal precioso como diversificador y como refugio en un entorno con riesgos geopolíticos. A este buen comportamiento se han sumado los temáticos, con especial protagonismo del sector defensa. “Hemos lanzado el primer ETF de defensa europea y ha sido uno de los lanzamientos más exitosos del año”, añade el experto de WisdomTree, subrayando que el interés del inversor responde a un cambio estructural del entorno geopolítico más que a una moda coyuntural.
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El crédito ha sido otro de los grandes pilares de las carteras en 2025. Desde gestoras con un sesgo claro hacia este activo, como Rothschild & Co Asset Management, su Country Head en España, Lorenzo Gallardo asegura que “el crédito sigue ofreciendo rentabilidades atractivas sin necesidad de asumir un riesgo excesivo, porque hoy el spread refleja calidad crediticia”. En su opinión, la combinación de crédito con estrategias mixtas ha funcionado especialmente bien en un año de alta incertidumbre, consolidando a estos productos como soluciones centrales dentro de las carteras. En una línea similar, Óscar Esteban, Business Head Iberia de Fidelity International, destaca el buen comportamiento de estrategias flexibles en renta fija corto plazo, de mercado neutral de renta variable global y fondos de “aristócratas de dividendos globales”: “En entornos de mercado tensionados, estas estrategias aportan estabilidad y permiten mantener exposición sin asumir picos de volatilidad”.

Uno de los cambios más relevantes del año ha sido la evolución en la percepción de la tecnología. “Antes se veía como una temática y ahora muchos clientes la consideran directamente un activo core dentro de la renta variable”, explica Lorenzo González, Country Head Iberia de DNB Asset Management.. Según el directivo, este cambio responde a una visión estructural de largo plazo: “En entornos de ralentización económica, mejorar la productividad y la eficiencia es clave, y eso lo aportan este tipo de compañías”. No obstante, advierte de la necesidad de diversificar dentro del propio sector tecnológico y reducir la concentración en los grandes nombres estadounidenses, ampliando el foco hacia software y aplicaciones ligadas a la inteligencia artificial.
¿El reto de 2026? Sacar al inversor de su zona de confort
De cara a 2026, el gran reto identificado por los gestores será sacar al inversor de su zona de confort. A pesar de los buenos resultados del año, los flujos han seguido concentrándose en los segmentos más conservadores. “Donde más dinero ha ido este año ha sido a renta fija muy de corto plazo y monetarios”, señala el experto de Fidelity, que resalta “lo complicado que es mover al inversor de ese segmento”. Sin embargo, los ponentes coinciden en que los llamados “cupones fáciles” se están agotando. “Se han terminado los real rates; si el inversor no bate la inflación, tendrá que empezar a asumir algo más de riesgo”, advierte el experto de Swiscanto.
Las oportunidades para 2026 pasan, según las gestoras, por una renta fija más sofisticada. Duraciones medias, crédito corporativo bien seleccionado y mayor peso de la subordinación financiera, híbridos y high yield de calidad aparecen como soluciones recurrentes. En este contexto, algunos segmentos tradicionalmente considerados nicho están ganando peso como alternativas estructurales. “La renta fija nórdica ha dejado de ser un activo nicho y hoy se utiliza como sustituto del high yield o del investment grade europeo”, explica el experto de DNB AM, destacando su liquidez y la solidez de los balances empresariales en la región.
Algo similar ocurre con los mercados emergentes, tanto en renta fija como en renta variable. “Emergentes representan alrededor del 60% del PIB global ajustado y siguen estando infraponderados en muchas carteras”, recuerda Gonzalo. “Este año la renta variable emergente ha subido cerca de un 30% sin hacer ruido, lo que demuestra que sigue habiendo recorrido”, defendiendo un enfoque activo y selectivo por países.
Más allá de la rentabilidad, también queda evidenciada la necesidad de construir carteras más resistentes ante posibles correcciones. “2026 no irá solo de qué puede subir, sino de en qué invertir para no caer cuando el mercado se dé la vuelta”, apunta el experto de Rothschild & Co AM, defendiendo el papel de las estrategias alternativas y de baja correlación. En este grupo se incluyen desde soluciones ligadas a materias primas hasta fondos mixtos flexibles o estrategias de dividendo global. “No son los productos que más brillan cuando todo sube, pero son los que el inversor agradece cuando vienen mal dadas”, añade.

En cuanto al (casi extinto) debate entre gestión activa y pasiva, el consenso es claro. “La discusión no es gestión activa contra pasiva, sino dónde aporta valor cada una”, señala Óscar Esteban (Fidelity). La indexación o bajos “tracking errors” seguirán dominando los grandes bloques core, pero “cuando llegue una corrección, la gestión activa es cuando realmente puede marcar la diferencia”, especialmente en crédito, temáticos complejos, emergentes y soluciones multiactivo.
Por último, el gran desafío del mercado español sigue estando en un tipo de inversor estructuralmente conservador y con una cultura financiera aún limitada. Aun así, el tono es optimista. “Hay un volumen enorme en depósitos y productos muy conservadores que, poco a poco, tendrá que empezar a moverse”, concluye Óscar Esteban (Fidelity), subrayando que la clave estará en acompañar al inversor con soluciones bien explicadas y graduales, “para ayudarle a salir del monetario sin que sienta que está saltando al vacío”.
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