Parecía el cuento de nunca acabar. El petróleo se ha tirado agonizando como un herido de guerra durante los últimos dos años en los mercados. La guerra energética entre Estados Unidos y el resto de productores ha sumado más daños colaterales de los que se esperaban. Tanto que el oro negro evidenció un desplome desde los más de 100 dólares hasta llegar a cotizar por debajo de los 30 dólares. Y ahora, después de un lapso importante de tiempo es cuando se empieza a intentar buscar una solución que satisfaga a todos. Un final a una historia que se ha convertido en una pesadilla.

Brent en los últimos 5 años


Difícil empresa. Más aún cuando los recelos geopolíticos no han terminado de diluirse ni mucho menos. En todo caso, todo lo contrario. En gran medida porque el principal productor, Arabia Saudí, sigue teniendo la intención de ganar cuota de producción a Estados Unidos, que con el petróleo esquisto consiguió poner en jaque a todos los actores que tienen en el crudo como su principal fuente de producción. El fin último es borrar al país norteamericano del mercado de petróleo para no eclipsar los intereses propios.

Producción mundial de petróleo


El shale oil norteamericano empieza a salir rentable con un barril en torno a los niveles de los 60 y 70 dólares. Si llega a cotizar sobre esa zona es entonces cuando el resto de productores pueden verse afectados seriamente. Pero en el otro punto nos encontramos con que si el precio se sitúa por debajo de los 40 dólares, las finanzas públicas de estos países comienzan a resentirse seriamente. Algo que ha sucedido con los movimientos realizados por la OPEP con los saudíes a la cabeza.

Por eso se terminó llegando a la conclusión de que los productores debían mover ficha para reunirse en aras de lograr un punto común entre todos. He aquí donde entró en escena la cumbre de Doha fijada para el próximo domingo. Digamos que la situación global, como se ha señalado anteriormente, se encuentra en tierra de nadie: ni interesa un crudo a 70 dólares, ni tampoco por debajo de 40 dólares, por lo que el recorte de producción parece que es una decisión cuyas probabilidades son muy reducidas.

Desde el punto de vista de José Lizán, gestor de Auriga, considera que en este evento se va “a nada y guardar la ropa”, porque no quieren un crudo en 70 dólares puesto que “eso sería volver hacer eficientes a los productores que quieres perjudicar y todas esa sobreoferta que hay se reduzca” mo porque ellos reduzcan producción, sino porque “los productores ineficientes salgan del mercado”.

En opinión del analista “el acuerdo creo que será de congelación o de ya veremos a futuro. Algo muy neutro que permita al crudo que permanezca en el rango lateral sin que vuelva por debajo de 30 dólares”. Van a intentar tener un crudo “lateralizado entre niveles de 35 y 50 dólares barril en los próximos dos o tres años”. Así, el punto de equilibrio rondaría “los 40 o 42 dólares el barril y es en lo que nos vamos a mover ahora”.

Para Víctor Peiro, director de análisis de BEKA Finance, el encuentro se está “descontando ya en parte” por el mercado. El petróleo había llegado a superar ligeramente los 40 dólares por barril y probablemente ese sea el techo a corto plazo, “porque Arabia Saudí ya ha dicho que no va a frenar la producción si el resto de países no lo hacen”.

En este sentido, el experto también señala que “Irán lógicamente tampoco quiere frenar la producción y por tanto no esperaría mucho de esa reunión”. Por eso “esperaría desacuerdo”, por lo que es probable que “nos vayamos otra vez a la banda baja de precio del petróleo. Por eso habrá dientes de sierra y volatilidad en los mercados”.

Esa misma línea es la que maneja Ramón Morell, director general de ETX Capital en España. Desde su punto de vista tampoco se puede esperar demasiado de la reunión de los productores “ya que no es posible poner de acuerdo lobos y corderos, que son los que forman la OPEP”.

Morell sostiene que por mucho que oigamos rumores que apuntan a que se va a congelar la producción a niveles de febrero para empujar  los precios arriba, “no es creíble”. Por eso trasladado al mercado lo que deberíamos ver en el corto plazo es “mucha oscilación del precio en estos días, con subidas y bajadas importantes hasta el día 17, cuando se producirá la calma porque no habrá acuerdo”.

Por su parte, Sara Carbonell, analista de CMC Markets, opina que lo que se va a confirmar el domingo “es la congelación, aunque no es descartable que países, como Venezuela, apuesten por un recorte”. En cualquier caso, si existe una congelación, comenta que va a ser distinto “a lo que sucedió en febrero, ya que esta entonces fue un pacto entre cuatro países y esta vez va a ser entre más”.

Sobre cómo puede reaccionar el petróleo en el conjunto del año, Carbonell indica que “podríamos estimar niveles de 55 dólares o 65 dólares” para final del ejercicio. Así, el verdadero impulso de superar esos niveles “no podríamos verlo hasta 2017”

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