El grupo de las 20 economías líderes (G-20) ha alcanzado durante el fin de semana un acuerdo para poner fin a las devaluaciones competitivas de monedas, aunque no fijó metas para reducir los desequilibrios comerciales que empañan las posibilidades de crecimiento global.


En la reunión se dió una mayor presencia a la influencia de las grandes naciones emergentes mediante un pacto para darles mayor participación en el Fondo Monetario Internacional (FMI).


El comunicado de cierre no contuvo grandes iniciativas políticas después de que los esfuerzos de Estados Unidos para limitar los actuales desequilibrios de cuentas corrientes a un 4 por ciento del Producto Interno Bruto, una medida que apuntaba directamente al superávit de China, no lograran apoyo suficiente.

China centró la atención

Uno de los objetivos más claros que perseguía el G20 era aliviar las restricciones monetarias que algunos economistas temen que podrían convertirse en guerras comerciales. China, principal protagonista, teme que la postura de política estadounidense degrade al dólar, el eje de la economía global. En una velada referencia a Estados Unidos, el comunicado del G-20 decía que los países avanzados, incluyendo aquellos con monedas de reserva, estarían vigilantes contra la volatilidad excesiva y los movimientos desordenados en los tipos de cambio.

Washington, por su parte, se siente frustrado por la negativa de China en particular para dejar que su moneda suba a un nivel que refleje su creciente poder económico y ayude a reducir el gran superávit comercial que tiene con Estados Unidos.