¿Por qué estimáis en Lyxor que podría producirse un repunte en los tipos en el corto plazo?
Creemos que los tipos de interés de los bonos soberanos en los próximos 3-6 meses deberían subir debido a la subida de los precios de materias primas, a energía en particular. A finales de 2015 los precios estaban bastante más bajos que el precio actual y en consecuencia a efectos mecánicos deberían subir las presiones inflacionistas, lo que se traduciría en tipos más elevados en el corto plazo.
Sin embargo pensáis que en el largo plazo los tipos seguirán especialmente bajos…

El efecto de los precios de las materias primas es transitorio, en el segundo trimestre no debería estar tan presente. A largo plazo, a uno o dos años, pensamos que los tipos serán muy bajos porque el crecimiento de los países desarrollados es menor, el crecimiento de los países emergentes como China está en un proceso de desaceleración estructural. Eso se traducirá en tipos de interés muy bajos que plantearán desafíos muy importantes a los inversores institucionales como fondos de pensiones o aseguradoras.

Vosotros estimáis que Estados Unidos podría entrar en recesión e uno o dos años. ¿Cuáles son las medidas que debería adoptar la FED en ese caso?
El ciclo económico de EEUU empezó en 2009, el promedio del ciclo de expansión marca que estaríamos llegando al final. El país entraría en recesión a finales de 2017 o 2018. En ese momento, la Reserva Federal habrá subido tipos una o dos veces, estaríamos a finales de 2017 estaríamos en 1,25%. Por lo tanto la FED tendría un espacio muy limitado para estimular la economía; empezaría por bajar tipos en 2018, pero se enfrentaría al límite de tipos cero. Si el ciclo de recesión fuera muy agudo tendría que volver a comprar activos con un programa de Quantitative Easing adicional para apoyar la economía en ese ciclo en el cual entraría en 12-18 meses.

¿Y qué herramientas tendría el BCE en ese entorno?
La política monetaria en Europa puede distanciarse un poco, porque el ciclo es diferente. Nosotros no estamos en expansión desde 2009, por lo que no entraría en recesión en el mismo momento, sino más adelante.

El BCE se enfrenta a desafíos porque tiene tipos de interés negativos, con lo que el margen de bajar tipos en un momento de desaceleración no se puede considerar. Y la compra de activos tiene limitaciones por los activos disponibles para manejar el riesgo del banco central. Es una situación que no se plantearía en Europa antes de 2018 o 2019. En ese momento las condiciones de mercado serían diferentes. Algunas clases de activos como los bonos corporativos serían más amplios, pero el BCE se enfrentaría a desafíos  mayores que la FED porque en EEUU se podrían bajar tipos dos o tres veces y comprar activos en un mercado mucho más amplio que Europa.

¿Qué rentabilidad deberíamos esperar de la renta fija soberana en países desarrollados a largo plazo?
Sin duda la renta fija ha llegado a límites y potencialmente durante los próximos dos o tres años no daría ganancias de capital. Los tipos están en niveles bajos y la rentabilidad de ese activo tiene unas perspectivas muy bajas. Es necesario ampliar el horizonte, buscar unos activos con rentabilidad más elevada –emergentes, high yield-. Sin embargo el universo de inversión con rentabilidad positiva es más limitado. Los grandes institucionales no pueden cambiar tanto su cartera. Se requieren soluciones innovadoras que permitan una base de activos más amplia para permitir a inversores europeos comprar bonos soberanos o de empresas en EEUU, por ejemplo.

Estamos en un mundo global, hay clases de activos con retornos positivos y hay que ampliar las fronteras de las clases de activos tradicionales.

Ustedes señalan que en la actualidad hay 11,4 billones de dólares en títulos de renta fija con tipos negativos. ¿Podríamos ver crecer esta cantidad?
En el corto plazo debería caer un poco, sin embargo hay factores de muy largo plazo como el envejecimiento de la población, menos crecimiento potencial, la regulación –que requieren que los bancos compren activos sin riesgo-… Entonces se mantendrán los tipos a niveles muy bajos en el largo plazo.

Seguiremos viviendo con tipos bajos a largo plazo y esto será un desafío para los institucionales como los fondos de pensiones y las aseguradoras.