La crisis financiera, desatada por el colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y también conocida como crisis de las hipotecas subprime, sirvió para desmontar ese falso mito de que “el precio de la vivienda nunca baja”. Multitud de inversores se encontraban expuestos al mercado inmobiliario ya fuese a través de la adquisición de distintos inmuebles o con inversiones