ANÁLISIS FUNDAMENTAL


Enfrentarse al mundo de los mercados financieros es una tarea sin duda compleja y son numerosos los métodos que se han desarrollado para tratar de predecir los movimientos de las acciones y otros activos financieros, ninguno suficiente por sí sólo para enfrentarse a la dificultad de tomar decisiones de inversión, pero sí necesarios en su combinación, no tanto para acertar siempre en la decisión, algo por otra parte imposible, como para no cometer errores absurdos y fácilmente evitables.

El análisis fundamental, que es sobre el que nos centramos en este aula, se basa en esencia en que el valor de una acción refleja la expectativa de los beneficios futuros de la empresa, por lo que intenta determinar cuáles serán esos beneficios futuros. Para ello trata de identificar y conocer los factores que afectan a la empresa, tales como flujo de noticias, estrategia y planes de empresa, situación del mercado y de los competidores, movimientos corporativos, lanzamiento de nuevos productos, comportamiento del consumidor, cómo evoluciona el entorno económico general, cómo puede afectar a la empresa la situación política, nueva legislación, etc.

Se trata, básicamente, de recopilar toda aquella información que afecta a la empresa y convertir esa información en previsiones de resultados o su impacto sobre los mismos, empleando para ello además una serie de ratios que resultan de ayuda para analizar y valorar una determinada compañía. Si el mercado fuera perfectamente eficiente y conociéramos toda la información determinante sería posible determinar si una acción está infravalorada o sobrevalorada, aconsejando una compra o una venta.

RATIOS EMPRESARIALES

Sin embargo existen dificultades importantes, ya que el mercado no solamente no siempre es eficiente, sino que a menudo tiende a no serlo, de modo que el precio de cualquier acción raramente refleja su verdadero valor; y en cuanto a la información, aquella que conocemos pertenece al pasado. A pesar de las dificultades que representa hacer previsiones sobre lo que pueda suceder en el futuro, no podemos olvidar que la bolsa es un mercado que se mueve, antes que nada, por expectativas: un inversor no invierte en una empresa y compra sus acciones porque hayan subido en el pasado, sino porque espera que lo hagan en el futuro. De este modo, mediante el análisis fundamental trateremos de predecir y dar sentido, aunque nunca llegaremos a tener la certeza de estar en lo correcto, a escenarios de futuro.

Probablemente, dentro del vasto campo del análisis fundamental no hay ningún procedimiento tan ampliamente utilizado para aproximarse al estudio de las acciones cotizadas como los ratios bursátiles, cuyo cálculo es relativamente simple, como veremos.

El cálculo de ratios bursátiles se basa en la cuenta de resultados de la empresa
y son muy usados en la valoración de acciones en bolsa, tratando de determinar el valor de la empresa a través de la estimación de su rentabilidad futura. Consiste por lo tanto en valorar las acciones y comparar el valor resultante del análisis con el precio de mercado, buscando encontrar acciones minusvaloradas, que constituirán, según dicho análisis, una buen oportunidad de inversión.

PER

El PER (Price to Earnings Ratio por sus siglas en inglés) o también llamado valor de los beneficios, tasa de capitalización de beneficios o ratio precio-beneficio es probablemente el ratio bursátil más popular, más utilizado y más importante de todos.  Es el cociente entre el precio y el beneficio.

Su cálculo es el cociente entre el precio y el beneficio, y resulta de dividir la cotización en bolsa de una acción por el beneficio neto, después de impuestos, correspondientes a cada acción en el ejercicio, es decir, es el número de veces que el beneficio neto está contenido en el precio de la acción. El PER se puede calcular usando datos de la compañía o datos por acción. En el primer caso, tenemos que emplear la capitalización bursátil y el beneficio neto de la compañía, y en el segundo caso, el precio de cotización y el beneficio por acción, lo que nos da dos fórmulas equivalentes para su cálculo:

PER = Capitalización bursátil / Beneficio
PER = Precio de la acción / Beneficio por acción

El PER nos dice
cuántas veces está incluido el beneficio en el precio, o, en otras palabras, cuántos años de beneficio actual estamos pagando en el precio. Si una compañía tiene un PER de 15, estamos pagando 15 años de beneficio actual.

A partir del PER podemos también calcular el valor teórico de las acciones, multiplicando el beneficio por acción esperado por el PER habitual de la acción (Precio = PER x beneficio por acción). Por ejemplo, si el PER habitual de una empresa es 15 y esperamos que el beneficio por acción para los próximos años sea 0,10 euros, el precio de la acción debería ser: P = 15 x 0,10 = 1,5. Por lo tanto, sería razonable pensar que, con dicha expectativa de beneficios, la cotización de la acción se debería aproximar en el futuro a los 1,5 euros.

La primera interpretación del PER es por lo tanto que si el mercado cotiza un PER elevado, significa que las expectativas del valor de que se trata son muy favorables, basada esencialmente en los beneficios futuros. Sirve también por lo tanto como medida del tiempo que ha de transcurrir para que se amortice el importe desembolsado en la adquisición de un valor.

Con este último criterio puede emplearse el PER como método de selección de acciones. Si el PER de una acción en el mercado es inferior al calculado, la acción puede estar minusvalorada, y ser así una buena oportunidad de inversión; al contrario si el PER de mercado es superior al calculado como PER adecuado.

Sin embargo aunque parece por lo tanto razonable comprar acciones con PER bajo, es importante analizar por qué el PER es bajo; puede ser porque el mercado no haya reconocido el potencial de la acción o simplemente porque realmente las perspectivas de la acción no son tan buenas como pensamos. Del mismo modo un PER elevado puede significar tanto una expectativa de incremento de beneficios en el futuro como reflejar que la acción está cara en el caso de no mantenerse dicha evolución positiva en los beneficios futuros. 

Adicionalmente, como las previsiones de beneficios futuros variarán entre analistas, en consecuencia el PER resultante será distinto, de modo que el PER de una acción calculado por dos analistas puede ser muy distinto, según la magnitud del beneficio que utilicen. Para calcular el PER se utiliza habitualmente el beneficio esperado del año en curso, aunque es frecuente calcularlo también con el último beneficio publicado o incluyo realizar proyecciones a futuro con expectativas de beneficio en el próximo ejercicio.

Por lo tanto la interpretación resulta más compleja y no puede realizarse sin tener en cuenta todo el resto de factores que afectan directa o indirectamente a la compañía. La utilidad del PER, y de otros ratios tomados por sí solos es limitada, pero es imposible ignorarlos si pretendemos realizar un buen análisis fundamental.

Para finalizar con la introducción, os invito a calcular el PER de Apple y contestar, de acuerdo a este ratio, qué postura sería razonable tomar. ¿Y en cuanto a los bancos españoles?