Hemos visto en unidades anteriores que la expectativa de beneficios futuros y valoración a partir de los mismos puede determinar una opinión compradora o vendedora sobre una acción, pero ¿nos creemos los beneficios? Nunca está de más una visión crítica cuando de analizar compañías y balances de trata.
 
Una de las formas más habituales en las empresas cotizadas para manipular el beneficio es mediante los llamados resultados extraordinarios, es decir aquellos que se producen como resultado de actividades que no son las habituales o el negocio principal de la compañía, como ventas de inmuebles o de participaciones sin relación con su explotación. Aunque las plusvalías que se obtienen de esta forma son un resultado contable real y legítimo, lo cierto es que pueden enmascarar la capacidad normal de generar beneficios de las compañías en su negocio habitual. 
 
La primera aproximación para examinar esos beneficios es evidente: relación entre beneficio extraordinario y beneficio "normal". Debemos preocuparnos si detrás de un beneficio aparentemente positivo descubrimos que en realidad es producto de actividades extraordinarias. Cuando pasa la operación el beneficio se desploma... Operaciones de este tipo las tenemos actualmente en algunas entidades bancarias que venden inmuebles, participaciones industriales, negocio asegurador, actividades de crédito al consumo o incluso sus propias redes de oficinas.
 
Otra forma habitual de manipular el beneficio es mediante las amortizaciones o el "engorde de gastos" para disminuir la factura fiscal. En su última versión, los denominados "créditos fiscales" imposibles de recuperar.
 
Al final, la manipulación de las partidas del balance se traduce en mayores o menores beneficios, pero lo relevante es el análisis del negocio de la compañía y evitar que las cifras finales agregadas nos oculte su evolución.
 
Para la reflexión:
 
Banco Santander ha presentado unas cifras claramente negativas en contraste con las de su homólogo BBVA. Se enfrenta ahora a ese estigma y una cotización lastrada. Podemos imaginar que la situación en la dirección es tensa, y que lo será más si la justicia acaba con el Sr. Sáenz, pudiendo incluso desencadenar una reorganización interna. ¿De qué modo podría la entidad compensar esa imagen negativa y presentar unos próximos resultados trimestrales "decentes"? ¿Cómo podría eso afectar a nuestra opinión sobre el banco desde el punto de vista inversor?