Así cuanto más exóticas las formulaciones mayor era el supuesto atractivo del producto. Como en todo en esta crisis, el sentido común pareció desaparecer de las mentes que participaban en los mercados. Nos atrevemos a sugerir ciertas recomendaciones al respecto:

1. Lo más importante en un producto financiero es su liquidez: de nada nos valen complejas estructuras si estamos “atrapados” en el producto hasta el vencimiento, o si salir de ellos implica un coste importante.

2. Nunca hay que despreciar el riesgo de crédito de contrapartida, las “garantías” que se ofrecen parecen suficientes ya que mayormente aseguran la devolución del capital inicial pero siempre quela contrapartida siga viva…

3.. Como consecuencia directa de lo anterior, hay que evitar estructuras complejas que vía la exoticidad del producto no permiten contrastar contra el mercado la rentabilidad real de su inversión. Nos explicamos, en el más sencillo de los productos estructurados, un depósito indexado a la evolución de una acción, por ejemplo, garantía del 100% del capital más el 30% de la subida de Telefónica, una contrapartida de peor calidad debería ofrecer más apalancamiento sobre el activo (35-40%?) que una de mejor calidad, ya que las opciones implícitas en el estructurado se compran con los intereses del capital
invertido, y la contrapartida de peor calidad crediticia debería pagar más intereses que la bien valorada.

4. No hay que olvidar que detrás de un producto estructurado existe un creador de mercado o “Market-Maker” que debe gestionar el riesgo de la opción vendida implícita en el producto. Cuanto más extraño o complejo sea el producto subyacente mayor será el margen adicional (“hedge-add-on”) que él cargará al clientepara sentirse cómodo con la posición. Y no hay que olvidar que este extra de
horquilla se carga tanto en la entrada como en la salida (si ésta es posible)


Se nos ocurren muchos otros razonamientos en este sentido, pero creemos
que las consecuencias últimas de los desasosiegos vividos con los productos financieros complejos redundarán en que los inversores fi nales apostarán en un futuro tomando en cuenta las siguientes variables:

1. Que el producto sea transparente en su valoración, simple y con la liquidez garantizada.

2. Que existan mercados de referencia correlacionados, de gran liquidez, donde coticen productos parecidos.

3. Que el emisor del producto tenga una calidad crediticia sufi ciente como para garantizar la liquidez, evitando de paso que se fi nancie implícitamente a tipos subvencionados en relación con su riesgo crediticio.

4. Acercarse al mundo del crédito y las clasifi caciones crediticias, para poder valorar en su justa medida los riesgos que se asumen, independientemente de las garantías de capital ofrecidas.

5. Que los subyacentes sean conocidos y cuya valoración sea fácil de contrastar contra mercado, olvidándose de complejos índices propietarios, plazas exóticas, etc.

6. En defi nitiva apostar por productos simples, transparentes y líquidos. Nos permitimos sugerir, que los Warrants cotizados en Bolsa y regulados por la CNMV cumplen con estos requisitos, también los futuros y las opciones listadas en mercados organizados.

En definitiva le recomendamos volcar las expectativas de mercado en piezas simples y líquidas y administrar la liquidez real tomando en cuenta los riesgos crediticios.

Por Santander Global Banking & Markets