A pesar de esa reducción general, los hogares reaccionaron de forma diferente en sus compras entre enero y junio. Así, aquellos que tienen hijos adultos y los que viven en pareja sin hijos y el ama de casa con una edad superior a 44 años son lo que tienen unos hábitos de compra y consumo más consolidados y con mayor estabilidad económica.


En el polo opuesto se situaron los más jóvenes, que viven solos o en pareja, o tienen un niño de edad máxima de cinco años, ya que se trata de hogares que han reducido de forma significativa sus visitas a los establecimientos y su gasto medio.


Son hogares, según el estudio, más racionales, que pueden renunciar a caprichos y tienen por tanto más flexibilidad ante la compra, al tiempo que son hogares con un mayor nivel de inestabilidad económica, lo que les obliga a ajustar más sus gastos a la situación económica familiar.

El resto de hogares tienen tendencias diversas. De esta forma, los unipersonales con un ama de casa de edad superior a los 44 años y las familias con niños adolescentes tienen una menor frecuencia en la compra, aunque no han disminuido sus gastos de forma significativa, ya que lo compensan con un mayor importe del ticket de la compra.

Finalmente, el estudio de Nielsen revela que las familias con niños entre seis y doce años están reduciendo su gasto mediante un menor importe de la cesta de la compra.