Las nuevas subidas de tipos están a la vuelta de la esquina. Basta con fijarse en dos pilares: Reserva Federal y BCE. En el caso de la primera el mercado espera un nuevo encarecimiento de los tipos en 75 puntos básicos y en el caso de la segunda igual. Con diferencias claro, en Estados Unidos los tipos ya se muestran en niveles importantes y solo incipientes en la eurozona.
Pero el poso de doble sesgo en igual en ambos: los halcones dominan el panorama y por tanto las subidas de cuantía. Y en ambos casos seguirán incrementándose hasta doblegar a una inflación que sigue desatada. Cueste lo que cueste, crecimiento, actividad y empleo incluido, por el efecto pernicioso contrario de una falta de control en los precios.
Y es que es la inflación, esa subida constante de los costes para familias y empresas, que empobrece hasta en un 10% los sueldos y encarece las facturas lo que se encuentra en la base de todo. Y de momento, la caída del precio del crudo y las bajadas de la electricidad en el comparable del año pasado, ayudan, pero no en todos los casos.
Fijémonos, por ejemplo, en los últimos datos de la eurozona. Septiembre alcanza, en su dato adelantado un 10%. Más que significativo porque demuestra que los precios siguen subiendo entre los países de la moneda única y además, lo hace por primera vez en su historia a doble dígito. Niveles tan elevados como para hacernos perder 10 euros de cada 100 que ganamos solo por la subida de costes, sin emplearlos en nada.
En esas cifras armonizadas, además, vemos como España alcanza el 9,3%, que sigue siendo un nivel muy elevado. Mientras que, en la estimación, también adelantada de Estadística para septiembre la cifra anual se modera al 9% desde el 10,5% anterior. Un alivio sin duda, mientras que también se corrige un indicador significativo: el IPC subyacente, el que no contabiliza ni lo que suben los alimentos frescos ni tampoco la inflacionista energía. Ahí alcanza el 6,2% frente al 6,4% anterior.
Los primeros datos adelantados nos dicen que la bajada de la electricidad, que subía por estas fechas hace un año, ha recortado ese 1,5% en los precios. También los carburantes y el transporte. Pero, a pesar de ello, no me dirán que los niveles no siguen siendo insoportables de mantener para un sueldo medio.
Es más que importante saber qué pagamos de más en los bienes, servicios y productos que consumimos, pero puestos a indagar, lo más significativo es ver hacia dónde vamos y que nos espera. De media para el cierre del ejercicio tenemos encima de la mesa un poco de todo. El completo Panel de expertos que acaba de presentar Funcas nos indica que los 19 organismos consultados indican que, de media la inflación terminará el año en el 8,5% y que bajará, sustancialmente en 2023, hasta el 3,8%. Una caída muy significativa pero que nos indica que los precios seguirás elevado el año que viene, con un crecimiento bastante nimio, incluso con posible recesión.
Desde la OCDE vislumbran, como vemos en imagen, niveles para España del 9,08% para este año y del 5,02, nada menos, para 2023. Más que elevados en ambos casos a pesar del efecto de la subida de tipos que, veremos dónde deja el crecimiento y la actividad.
El Banco de España, en apenas días, modificará las previsiones. De ellas ha adelantado que las presiones inflacionistas siguen siendo muy elevadas, pero también persistentes, con el riesgo que conlleva. Se espera que el organismo que preside Pablo Hernández de Cos eleve sus previsiones actuales de inflación asentadas en el mes de junio. Entonces esperaba un repunte de los precios para este año del 7,2% y una inflación del 2,6% para 2023. Agárrense que seguirán las curvas.