El aumento de los ataques cibernéticos, el incremento de los dispositivos interconectados, la transición digital, el 5G... la seguridad cibernética está impulsada por fuertes tendencias y presenta muchas oportunidades. Sin embargo, hay que tener cuidado con este sector tan heterogéneo como fragmentado.
Para los inversores con un horizonte a largo plazo, la reciente y generalizada caída del mercado podría ofrecer atractivas oportunidades de compra en las próximas semanas. De hecho, este sector podría ser uno de los ganadores cuando se materialice un rebote del mercado. La ciberseguridad es un tema que ha atraído a los inversores durante varios años, y con razón; de hecho, este sector de alto crecimiento ha conseguido un rendimiento bursátil del 130% en los últimos cuatro años, antes de la caída del 25% desde finales de febrero, pero sigue siendo muy prometedor en un momento en el que el teletrabajo se impone y aumentan los riesgos digitales en el contexto de la crisis del COVID-19.
Las inversiones van en aumento
El sector de la ciberseguridad siempre ha experimentado un fuerte crecimiento (8 a 10% anual), superior al gasto medio en tecnología de la información (3%). Por primera vez en la historia, el gasto en ciberseguridad ha superado incluso el gasto en tecnología de la información en 2019 y ha alcanzado los 100.000 millones de dólares en todo el mundo, según la consultora IDC. Se espera que estas inversiones se aceleren a 150 mil millones de dólares en 5 años. Este aumento se está produciendo principalmente por el aumento de los ataques cibernéticos, la multiplicación de los dispositivos interconectados, la exponencial adaptación de la economía a un mundo totalmente digital y la implementación del 5G. A esto se añade la entrada en vigor de numerosas normativas relacionadas con la protección de datos. Según ESG Research, para 2020, el 62% de las empresas aumentarán su gasto en ciberseguridad.
Los Estados apoyan la demanda de soluciones de ciberseguridad
Con el despliegue de Internet en los últimos 30 años, los ataques cibernéticos se han hecho cada vez más numerosos y, sobre todo, cada vez más sofisticados. Han entrado en una nueva dimensión más intrusiva y agresiva. En su informe de 2018, el Foro Económico Mundial enumeró los ataques cibernéticos como una de las amenazas más importantes para la economía mundial.
Los Estados tienen el deber de proteger diversos sectores que van desde el militar hasta el sanitario, desde la protección de las redes eléctricas hasta la organización de las elecciones. Como prueba de ello, el gobierno de EE.UU. asignó un presupuesto de 15 mil millones de dólares a ciberseguridad en 2019 y pretende incrementarlo en 2020 tras el conflicto comercial entre EE.UU. y China y las acusaciones mutuas de espionaje industrial y tecnológico. Las tensiones entre Irán y los Estados Unidos también han acelerado los ataques cibernéticos y siguen siendo una gran amenaza que requiere una inversión sustancial.
Francia, por su parte, ha manifestado su voluntad de contratar a 4.000 expertos en seguridad informática a medio plazo. Tras la apertura de un campus militar dedicado a la ciberseguridad en Rennes, el país tiene previsto crear un campus civil en París. A mayor escala y mayores amenazas cibernéticas, los Estados y los organismos gubernamentales de 65 países también han decidido unir sus fuerzas y aumentar sus recursos mediante la firma del Llamamiento de París.
Las empresas en la línea de fuego
Mientras que los estados están en riesgo, las empresas también se han convertido en el nuevo objetivo de los hackers. La protección de secretos industriales se ha convertido en una apuesta importante para su éxito, e incluso su supervivencia. Los hackers están paralizando sus sistemas informáticos, robando datos y archivos a través de los teléfonos inteligentes. Estas empresas a veces se ven obligadas a pagar rescates para recuperar sus datos y el coste medio de un ciberataque ha llegado a casi 1 millón de dólares en 2019, de acuerdon con Radware, un proveedor de soluciones de ciberseguridad. Por ejemplo, los virus Petya y WannaCry afectaron a fábricas y hospitales en 2016 y 2017, debilitando muchas empresas, incluidos grandes grupos internacionales con importantes recursos para protegerse.
La llegada del 5G debería acelerar el despliegue de objetos conectados en las empresas a través de la telemedicina, el control remoto de los robots y la automatización de los vehículos. Todos estos objetos en red son puertas de entrada a posibles ataques cibernéticos y esto, sin duda, irá acompañado de enormes inversiones para protegerlos.
Según IDC y Oracle, la « desmaterialización » de los ordenadores representa el 79% de los datos de la empresa y crece un 42% al año. Detrás de cada digitalización se esconde una gran cantidad de líneas de código que van acompañadas de fallos informáticos que requieren soluciones de protección adecuadas por parte de las compañías.
Por último, hay que recordar que las empresas deben cumplir también con las normas de protección de datos como la GDPR en Europa o la CCPA en California. El cumplimiento también requerirá importantes inversiones en seguridad informática.
Interesantes perspectivas
En el mercado bursátil, es evidente que algunas empresas activas en ciberseguridad siguen sobrevaloradas a pesar de la fuerte caída del sector en las últimas semanas. Algunos se convertirán en los líderes del mañana o serán comprados a precio de oro por grandes grupos mientras que otros desaparecerán. Sin embargo, la naturaleza heterogénea y fragmentada del sector requiere los conocimientos de especialistas, analistas y gestores experimentados que estén familiarizados con las principales problemáticas y los rápidos cambios del sector.
La propagación del virus Covid-19, esta vez biológico, ha ralentizado la cadena de suministro de los componentes y, por tanto, la industria tecnológica mundial, también ha afectado a la industria de la ciberseguridad. Sin caer en el pánico, no podemos pasar por alto el impacto en la demanda mundial de software y, por tanto, en la ciberseguridad, que podría empujar los pedidos a fechas posteriores y seguir pesando sobre la industria.
Sin embargo, y para los inversores con un horizonte a largo plazo, la reciente y generalizada caída del mercado podría ofrecer atractivas oportunidades de compra en las próximas semanas. De hecho, este sector podría ser uno de los ganadores cuando se materialice un rebote del mercado.
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