
Los centros de datos son instalaciones físicas en las que se procesan, almacenan, gestionan e intercambian datos digitales. Formados por servidores, discos duros y equipos de red, los centros de datos reciben las peticiones de los usuarios a través de los cables de fibra óptica, procesan dicha información y devuelven la petición al usuario que la ha enviado. Para poder soportar todas las solicitudes recibidas, estas instalaciones consumen grandes cantidades de recursos como energía, agua o terreno, concentrando las críticas del sector en sus consecuencias medioambientales. El proceso de digitalización actual ha convertido a los datos en un recurso estratégico y, por ende, a los centros de datos en infraestructuras críticas para la seguridad nacional.
El auge del teletrabajo, el desarrollo de la inteligencia artificial y la generalización de los servicios en la nube han multiplicado el volumen de datos a nivel global. Estos avances han dado lugar a un crecimiento exponencial de las infraestructuras necesarias y, con ello, un aumento en la inversión del sector. Esta financiación se hace por parte de las empresas y por parte de los gobiernos, ya que tanto en el ámbito público como en el privado la protección de los datos es una rama esencial de su seguridad.
Como el gran hub de la tecnología y la digitalización que representa, Estados Unidos es el país que más centros de datos acumula en su territorio, alcanzado las 5,000 instalaciones y controlando el 51% de todas las ubicaciones a nivel mundial. Aunque con mucha menos capacidad, el resto de los centros de datos se encuentran principalmente en Europa y China. Las ubicaciones de los principales núcleos de centros de datos muestran una concentración de estas instalaciones en los polos más industrializados de la economía global.
El dominio estadounidense sigue marcando el rumbo
Con la industria estadounidense a la cabeza del sector, las principales empresas de centros de datos son grandes tecnológicas del país norteamericano como Amazon Web Services, Google o Microsoft. A pesar de los intentos europeos por aumentar su soberanía digital, la mayoría de los servicios de la nube en Europa están ofrecidos por proveedores estadounidenses. Actualmente, la Unión Europea busca aumentar su autonomía trasladando sus datos a suelo europeo ya que cuantos más datos, mayor su valor estratégico y mayor necesidad de proteger su almacenaje, procesamiento e intercambio en ubicaciones nacionales.
Los centros de datos son esenciales para la economía actual, pero no funcionan de manera independiente sino que forman parte de una red de infraestructuras globales que hacen posible las transacciones internacionales de datos. El cableado submarino de telecomunicaciones conecta los centros de datos de los diferentes continentes, haciendo posible una transmisión eficiente y veloz de la información digital. La instalación de estos cables alcanza en la actualidad una longitud agregada de 1,5 millones de kilómetros, por los cuales pasa alrededor del 95% de la transmisión internacional de datos. Los centros de datos dependen de múltiples cables submarinos, así en caso de que alguno falle por un accidente, un ataque o una catástrofe natural, los servidores pueden seguir en funcionamiento.
Esta medida de duplicidad es común en el sector. Del mismo modo que las instalaciones dependen de diferentes cables submarinos para diversificar los riesgos, la información digital de los centros de datos se encuentra en varios servidores de forma paralela. Así, los datos continúan estando disponibles a pesar de que algún servidor sufra un fallo técnico.
Los centros de datos también enfrentan riesgos...
A pesar de su gran valor estratégico y la gran oportunidad de crecimiento que los centros de datos presentan para las economías emergentes, el principal reto del sector son sus consecuencias medioambientales. Estas infraestructuras están activas de forma ininterrumpida lo que supone un elevado consumo de energía, llegando a alcanzar los 415 teravatios hora de energía a nivel global, según la Agencia Internacional de la Energía. En los próximos años, este consumo energético se va a incrementar impulsado, principalmente, por el desarrollo de la inteligencia artificial.
La demanda energética de los centros de datos es un factor clave de su rendimiento. Sin embargo, el principal inconveniente del sector es su excesivo consumo de agua, el cual es necesario para el funcionamiento de los sistemas de refrigeración de los equipos. Un centro de datos puede llegar a consumir hasta 25 millones de litros de agua anualmente, una cantidad similar a la que consumen 300,000 personas. Las externalidades negativas del sector han provocado el descontento en algunas de las poblaciones en las que se instalan estas infraestructuras.
Independientemente de su tamaño y capacidad, los centros de datos son el sustento del proceso de digitalización actual y del avance de las nuevas tecnologías. La inteligencia artificial es la nueva carrera tecnológica y su desarrollo necesita grandes cantidades de datos para entrenar y enriquecerse. Por ello, los países que aspiren a liderar el sector de la inteligencia artificial deberán asegurar las infraestructuras necesarias que sustenten el procesamiento de datos que demanda esta industria. Además, los gobiernos buscarán asegurar la información de sus ciudadanos para evitar injerencias extranjeras y aumentar su seguridad.

