El 33,3% de las acciones de Repsol en manos de inversores institucionales se gestionan exclusivamente bajo criterios ESG
La compañía considera que además de la generación eléctrica renovable, en la que Repsol tiene uno de sus pilares, “van a ser imprescindibles otras vías que faciliten la transición energética”, como el hidrógeno renovable, la aplicación de herramientas de economía circular para fabricar productos esenciales para la sociedad, entre los que fuentes de la firma citan a los combustibles renovables o los procesos de captura y almacenamiento de CO2. 

“Desde la neutralidad tecnológica, la combinación de todas estas tecnologías será necesaria para superar los desafíos de la descarbonización”, enfatizan. 

Repsol fabrica biocombustibles a partir de materias primas de origen sostenible desde hace más de dos décadas. Estos combustibles renovables -aclaran desde la compañía- “son compatibles con los motores actuales de coches, barcos y aviones, estos carburantes ya están presentes en los depósitos de los coches”. En las estaciones de servicio, “el gasóleo ya contiene un 10% de combustible de origen renovable” y son “una opción para todo tipo de transporte y cobran una especial relevancia para el sector marítimo y el aéreo que tienen en estos biocombustibles y en los combustibles sintéticos la única opción disponible actualmente para descarbonizar su actividad, ya que no cuentan con la electrificación como una alternativa”. 

La compañía se ha marcado el ambicioso objetivo de liderar el mercado de los biocombustibles y alcanzar una producción de 2 millones de toneladas en 2030. El próximo año, Repsol pondrá en marcha la primera planta de biocombustibles avanzados de España, producidos a partir de residuos. “Su construcción avanza a buen ritmo, en Cartagena, y fabricará 250.000 toneladas de combustibles renovables al año, dando así respuesta a una creciente y constante demanda de estos productos”.

Asimismo, para Repsol el hidrógeno renovable es otro de los pilares básicos de la transformación de la compañía, que “quiere liderar el mercado ibérico y jugar un papel protagonista en Europa”. Así, la multinacional se marca el objetivo de alcanzar los 552 MW de capacidad instalada en 2025 y 1,9 GW en 2030. Repsol utilizará todas las tecnologías disponibles para alcanzar sus objetivos: la electrólisis, la producción a partir de biogás y la fotoelectrocatálisis, tecnología que está desarrollando junto a su socio Enagás. 

Dos de los grandes proyectos de la compañía, los electrolizadores de 100 MW que Repsol va a instalar en el Corredor Vasco del Hidrógeno y en el Valle de Escombreras, “acaban de recibir el reconocimiento de proyectos estratégicos y de interés general por la Comisión Europea”. Desde la compañía se incide en que “recibirán financiación pública y servirán para impulsar el proceso de descarbonización de los importantes polos industriales en los que se situarán”.

Tal y como ha expresado en diferentes ocasiones el presidente de Repsol, Antonio Brufau, “hay que plantearse si es realista fiar la recuperación de la crisis, acompañada de una aceleración de la transición energética, solo a la electrificación con energías renovables sin tener en cuenta otras tecnologías que hacen posible la descarbonización, o el papel que el gas natural y el petróleo tienen que jugar durante muchos años”. A juicio del máximo dirigentes de la empresa energética, “es urgente asegurar la autonomía energética de Europa y también la de materiales y componentes críticos”. Todo ello abordando la transformación de la industria para alcanzar la neutralidad climática en 2050 y sabiendo que la transición energética es una tarea ineludible y urgente para todos, matiza. Pero sin olvidar -dice Brufau- que la competitividad económica y el bienestar social requieren de equilibrio entre seguridad de suministro, precios asequibles y sostenibilidad, para quien, en este sentido, “la neutralidad tecnológica y la innovación resultan dos factores fundamentales, porque descarbonización no es sinónimo de electrificación”.

En Repsol, además, se enfatiza que el 33,3% de las acciones de Repsol en manos de inversores institucionales se gestionan exclusivamente bajo criterios ESG, “muy por encima de la media de las compañías de su sector”, que se sitúa en el 17,47%. La cifra muestra el aval de los inversores al compromiso de Repsol de liderar la transición energética; de igual modo que a sus objetivos de diversidad, igualdad e inclusión. La compañía apuesta por la igualdad de oportunidades y la diversidad e inclusión como elementos diferenciadores para ser más competitivos.

En la actualidad, un 39% de la plantilla está compuesto por mujeres, que suponen, además, el 49% por ciento de las nuevas contrataciones. Las posiciones de liderazgo están ocupadas en un 32% por mujeres y el objetivo es llegar al 35% en el año 2025. Asimismo, la estructura laboral de Repsol está compuesta por empleados de 77 nacionalidades.