"Con la llegada de Draghi la actividad del BCE se ha flexibilizado bastante", opina Monjardín, "para muestra, las dos bajadas consecutivas de tipos de interés, una relajación de exigencias a los colaterales, la subasta de liquidez a 3 años a las financieras y una reducción del ratio de reservas. Todo esto fomenta la liquidez, por lo que su mandato se asemeja más al modelo anglosajón que al alemán".


Además, “se le demanda que compre deuda soberana en el mercado primario, pero es algo muy complicado y, tras las medidas tomadas en las últimas semanas, quizás no se haga necesario”.


“No creo que haya sorpresas en cuanto a la refinanciación de la deuda que los bancos españoles tienen que hacer frente en la primera parte del año”, dice Monjardín. En concreto tendrán que refinanciar 800.000 millones de euros pero, “tras la inyección de liquidez por casi medio billón de euros recibida por parte del BCE y con la subasta que está prevista a principios de año, la refinanciación no debería ser un problema”.

“La subida de las materias primas agrícolas vienen de la mano de los mercados y su emergentes y su mayor demanda, lo que, unido a que la extensión de tierra cultivable es limitada, las hace atractivas, sin embargo, hay que tener otros factores en cuenta, como es la situación económica, pues se descuenta un menor crecimiento económico”, indica el experto. Además, “estos activos están relacionados con la climatología, lo que les hace muy volátiles. Nosotros preferimos activos más tradicionales”.

Por fundamentales, la situación de EE.UU. está mejor que la de Europa y, para jugar la revaloración del dólar “lo podríamos hacer a través de fondos monetarios, como Amundi Money Market Dollar o el JP US Equity. Pero deberíamos ser conscientes de la volatilidad de estos fondos ya que somos inversores europeos”.