Ahora sabemos por dónde van a ir los tiros de la Fed y, de cara a posicionarnos, la volatilidad es un factor muy importante. En este sentido, creemos que habría que apostar por la renta fija europea y los fondos agregados que incluyan RF privada y pública, con cierto sesgo a la periferia. También son otra opción los
bonos High Yield a corto plazo, por la sensibilidad más limitada a los tipos. Todo ello sin renunciar a la rentabilidad que ofrece la renta variable, aunque deberíamos infraponderar los emergentes por la alta volatilidad del corto plazo.

La renta variable americana ha sido el activo con mejor comportamiento, excepto en el último mes por la gran volatilidad. Wall Street ha sufrido por el soporte de la liquidez de la Fed y por los datos macro americanos, sin embargo, hay señales de mejora –mercado financiero, inmobiliario…-, por lo que esto debería incidir de manera positiva en las valoraciones de las compañías americanas. Lo óptimo sería entrar con estas correcciones que se están produciendo en la bolsa americana.

El oro se utiliza para cubrir de los riesgos de inflación, pero esos riesgos ahora mismo son muy bajos. Además, la renta fija alemana y estadounidense han estado muy sobrecomprados en el último mes, y un repunte de tipos les ha afectado. Por ello, ¿dónde podemos refugiarnos? Podríamos buscar refugio en el dólar, que podría beneficiarse por un repunte de tipos de la curva americana, así como por una mejora de la actividad económica. Por otro lado, además podríamos reducir la volatilidad con la renta fija europea y los fondos agregados que incluyan RF privada y pública, con cierto sesgo a la periferia., así como con bonos High Yield a corto plazo.

De cara a estos meses de verano, el inversor más cauteloso debería posicionarse en renta fija de corto plazo, High Yield y periferica, y también destinar una parte a liquidez. Como colchón, podría tener bonos convertibles, aunque tampoco debemos renunciar a la rentabilidad que ofrece la renta variable.