En mayo los valores de crecimiento europeos registraron una ganancia ponderada del 7,6%, frente al 3,1% para las empresas de valor. ¿A qué se debe esta diferencia?

En mayo ha empezado a volver el apetito comprador por parte de los inversores. Lo primero que han ido a buscar son los sectores menos afectados por el confinamiento. Estos sectores están relacionados con la tecnología, las entregas a domicilio, telecomunicaciones, etcétera. Son los que ofrecen mejor perspectiva a futuro, con independencia de cómo evolucione la pandemia. Esos sectores tienen mucho más peso en el estilo growth.

En el value están mucho más presentes sectores como aerolíneas, bancos, ocio, que tienen una perspectiva más incierta, por lo que el apetito comprador de los inversores ha sido menor.

¿Consideran que las diferencias de rentabilidad entre los estilos value y growth seguirán ampliándose en el futuro?

Lo han hecho en el pasado, y creemos que seguirá ampliándose en el futuro. La diferencia tiene mucho que ver con el tipo de oportunidades y beneficios que da uno y otro estilo.

En el estilo growth, el principal motor de crecimiento patrimonial y de crecimiento de las empresas es la generación de beneficios superior a la media. Eso, a largo plazo, genera más rendimiento patrimonial que el principal motor que utiliza el mundo value, que busca discrepancias entre el valor intrínseco que ellos calculan y el valor de mercado. Esas discrepancias cada vez son más reducidas, cuesta más encontrar discrepancias de valor que no lleven aparejado un riesgo muy cierto. Cada vez hay más agentes en el mercado y menos dispersión de precios en relación al riesgo que se asume; por tanto, el mundo value, para conseguir precios con mucha dispersión, necesita asumir ciertos riesgos que a la larga no incrementan tanto el beneficio como en el mundo growth.

En un entorno como el actual, ¿qué beneficios conlleva invertir siguiendo un estilo growth?

El entorno actual destaca por la incertidumbre y por una crisis de relativamente corta duración, porque las perspectivas de solución rondan un plazo inferior a dos años, aunque los más pesimistas lo alargan a tres. Se trata de un plazo que, para el mundo growth, es relativamente corto.

Cuando inviertes en una empresa de growth, miras cómo va a ser la evolución de esa empresa a mínimo 5 años, pero sobre todo a 10-15 años vista. Si el enfoque es a mucho más corto plazo, una crisis de esta naturaleza sí puede impactar más.

¿Dónde ven las mejores oportunidades en growth?

Las mejores oportunidades, en realidad, tienen que ver con las grandes tendencias. El mundo growth aprovecha e intenta capitalizar a futuro. Durante las últimas décadas se ha producido un desarrollo tecnológico y de comunicaciones muy importante, y para la próxima década podemos asistir a la expansión y utilización de esa tecnología por una parte muy importante de la población. La interacción hombre-máquina, el hecho de que nos comuniquemos con los ordenadores a través de la voz y la imagen más que por el propio teclado, va a provocar que muchas más personas adopten las tecnología. Todas las empresas que están capitalizando ese crecimiento van a ser probablemente las ganadoras a futuro.

En las últimas décadas, hemos pasado del mundo offline al mundo online, más adelante al mundo móvil, y lo siguiente es pasar al mundo cloud: tendremos todos nuestros datos en la nube. Esto implicará una transformación en las empresas y en la forma de trabajar, y muchos sectores se están aprovechando ya de ello, creando y utilizando la tecnología.

Por ejemplo, tenemos líderes como Amazon o Microsoft, que son los principales proveedores de la infraestructura para el mundo cloud. Hay otras empresas, como Adobe, que es líder en servicios y productos de marketing y utiliza el mundo cloud para ofrecerlos.

Hay distintos segmentos que aprovechan muy bien esas tendencias. Por ejemplo, los temas de biotecnología, los que tienen que ver con los cambios en las costumbres de las personas, como la entrega a domicilio, p la comunicación a través de redes sociales. Todas son tendencias que llevan años instaurándose, que esta crisis va a aceleran, y que probablemente sigan permitiendo generar grandes oportunidades en la próxima década.  

¿Qué tipo de estrategias de inversión siguen en Altex?

Nosotros buscamos capitalizar todas las oportunidades que hay en growth de la forma más segura posible. Para ello, nos concentramos en dos segmentos principales del ciclo de vida de las empresas.

En primer lugar, la fase de crecimiento intermedia, es decir, cuando las empresas ya generan dinero y han demostrado que son un negocio consolidado, son líderes de su nicho y, además, todavía les queda mucho mercado por crecer, y en general se trata de un mercado poco saturado. Este segmento lo consideramos en nuestro fondo Sigma Fund Prudent Growth. Este fondo lleva un 14% en el año. Precisamente por estar en una fase intermedia de crecimiento, las empresas pueden tener algo de volatilidad, algo que buscamos reducir, sobre todo en las caídas de mercado, utilizando coberturas.

Otra estrategia que desarrollamos en Altex es la inversión pura y dura en acciones sin ningún tipo de cobertura. Eso lo hacemos en el Sigma Fund Quality Stocks, en el que entramos en un segmento de compañías cuya fase de crecimiento es algo más madura que las anteriores. Ahí buscamos compañías que ya han consolidado su nicho, ya han crecido a un nivel que les ha permitido desarrollar barreras de entrada intangibles, y son capaces de dominar un sector o un segmento muy amplio de la industria. Suelen estar mas diversificadas y tienen mucho músculo financiero, incluso para comprar competidores si les amenazan. En fondo, sin ningún tipo de cobertura, ya va en torno al +4% en el año.

Hay una tercera estrategia que hacemos, que es Sigma Fund Real Returns, que lleva +10 en el año, en el que combinamos lo mejor de ambas estrategias y añadimos alguna otra que también genere rentabilidad real, a través de divisas, derivados, etcétera. Es un fondo que admite bonos, aunque ahora mismo no tenemos porque no le vemos ningún atractivo. Lo que buscamos es adaptarnos mucho más rápido y de forma más dinámica al entorno de mercado que prevemos para los próximos años. Por tanto, podemos ser mucho más flexibles, combinar distintas estrategias para coger lo mejor que nos ofrece el mundo.